20250409

 

La bella canción “Solo pienso en ti” de Víctor Manuel (1978), está inspirado en un caso real: el amor de Mariluz y Antonio, dos jóvenes discapacitados que se conocieron en la sede de PROMI (Promoción de Minusválidos) del municipio cordobés de Cabra.

Al nacer, Mariluz cayó al suelo y el golpe en la cabeza le dejó secuelas de por vida (“Cuando vio la luz/ su frente se quebró como cristal/ porque entre los dedos a su padre/ como un pez se le escurrió”). Antonio fue internado de niño por ser “diferente”.

Pasaron los años y él, al verla, quedó prendado de ella: “Yo la vi y me gustó. Le dije: si quieres nos vamos a enamorar”.
Cada día paseaban de la mano por el jardín del Centro que los acogía (“Juntos de la mano se les ve por el jardín/ No puede haber nadie en este mundo tan feliz”).

Debieron sortear un infierno de prejuicios legales y eclesiales para poder compartir su vida pero, al fin, consiguieron casarse en 1982 y vivir en un piso tutelado.

Tuvieron tres hijos sanos, pero la hipocresía y el desconocimiento hicieron dudar de que fueran capaces de criarlos y fueron entregados en adopción a un familiar de Antonio.
Aquella separación les produjo un dolor inconmensurable. Cuarenta años después, el deterioro cognitivo les obliga a vivir separados, pero cada día, sin excepción, se encuentran y siguen paseando juntos de la mano por el jardín.

No puede haber nadie en este mundo tan feliz.

“Solo pienso en ti” se convirtió en un himno a una tolerancia de la que nunca debemos desprendernos, porque el amor siempre irá un paso por delante de nuestro entendimiento.
A partir de hoy te parecerá aún más hermosa esta canción.
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