20230304

 

13 expresiones andaluzas que solo entenderás si eres de Andalucía


Podríamos escribir un artículo casi infinito sobre expresiones andaluzas que nos hacen esbozar una sonrisa, porque existen pocos lugares en el mundo en el que el castellano sea tan exuberante… e irreconocible. Porque, en ocasiones, es más fácil entender a un londinense tratando de hablar español que a un jiennense o un granaíno, con la diferencia, por supuesto, de que el andaluz siempre sabe lo que dice, y el inglés, a menudo, ni papa, aunque se esfuerce el joío. 

A continuación, hacemos una selección de 13 expresiones andaluzas que solo entenderás si eres de Andalucía, una humilde muestra de la fertilidad del castellano pasado por el florido tapiz creativo de los andaluces, incorregibles artistas del lenguaje… y otras virguerías. 

Expresiones típicas andaluzas

No ni ná 

Una triple negación para una afirmación. El histórico defensor del andaluz y catedrático de instituto de Lengua y Literatura José María Pérez Orozco definió esta más que mítica expresión de la siguiente manera: “Es una figura literaria de primera categoría. Tres sílabas que son tres frases y las tres empiezan por la misma letra. Los técnicos lo llaman anáfora, para nosotros es una virguería”. 

Así es, un monumento a la economía del lenguaje, a decir lo máximo con lo mínimo… Porque no ni ná viene a ser, por supuesto que sí, eso ni se pregunta, no tengas la más mínima duda, etc. Pero, claro, tiene mucha más gracia y es un poco más rápido decir no ni ná. 

Se ha queao nike 

Nos pasamos por Málaga para encalomarnos un rato entre boquerones escuchando una de sus expresiones más llamativas. Pero no, esto no tiene nada que ver con la firma comercial con sede en Oregón, ni con la diosa griega de la victoria. “Nike” viene de “niquelado”, que ha quedao perfecto, to’guapo, que diría ahora tu hijo reguetonero.  

Estás maurando la breva 

Cuenta la leyenda que uno de los más importantes capitanes del ejército de Fernando III no acudió a su cita con la batalla que iba a tener lugar en Úbeda allá por 1233. Claro, Álvar Fáñez, que así se llamaba, se hizo el longui, “perdiéndose por los cerros de Úbeda”. Pues bien, si a su lado hubiese tenido a un general cordobés, este le hubiese espetado: “estás maurando la breva, apollargao, morcón, venga a luchar, que te doy un morrillazo, papafrita”. Bueno, vale, papafrita no porque en el siglo XIII aún no se habían frito las patatas del otro lado del Atlántico, pero, quién sabe, igual ya existía el término…

Tirarse de púa 

Estás bañándote en el Arrecife de las Sirenas, ese enclave paradisiaco del Cabo de Gata donde, según cuenta otra leyenda, cantaban las sirenas seduciendo a los marineros. Como eres de corazón fantasioso, te han convencido de que todavía hay sirenas por allí, aunque tú sabes en el fondo que eran focas monje las que “cantaban”. Pero tus colegas almerienses te dicen: “venga, tírate de púa que seguro que ves una sirena”. Lo que te están queriendo decir es que te tires de cabeza. Pero, ten cuidado, a ver si te vas a dar un guarrazo con el arrecife y vas a ver en sueños a sirenas, tritones y hasta Neptuno. 

Eres un capillita 

La Semana Santa son palabras mayores en buena parte de Andalucía. Para un chicarrón del norte, más apegado a otras tradiciones nórdicas, le puede parecer todo un poco raro, pero es una tradición que se vive con fervor. Y entre aquellos fieles que luchan por la posición para tocar a Jesús del Gran Poder están los capillitas, término recogido ya por la RAE, dada su trascendencia: “que vive con entusiasmo las actividades organizadas por las cofradías religiosas a lo largo del año y participa en ellas”. 

En Linares, donde tres huevos son dos pares 

Contaba Félix López Gallego, cronista oficial de Guarromán en Jaén, la historia detrás del refrán más famoso de la vecina Linares, debido, según su versión (hay varias) a que en un vecino de la localidad había nacido con tres testículos, “noticia que corrió cual reguero de pólvora quemándose. El suceso despertó tal atención que galenos de otras regiones llegaron a estudiar el caso, confirmando que no eran cuatro, sino solamente tres sus testículos”. Y así fue como “el error cuantitativo” ha quedado como símbolo del orgullo linarense. 

Voy a hacer un mandaíllo 

Como cuando Patrick Bateman se sintió pillado por un compañero de trabajo y solo fue capaz de excusarse diciendo que “tenía que devolver unos videos”, esta expresión viene a decir lo mismo. Así que si el protagonista de American Psycho hubiese sido granaíno hubiese dicho: “tengo que hacer un mandaíllo, no me preguntes más, cipollo, a ver si voy a sacar el taladro a pasear”

Estás enguachinao 

Los paraguas no se estilan mucho en diversos lugares de Andalucía así que es normal quedar de vez en cuando enguachinao, término que procede del verbo “enguachinar” que también recoge la RAE: poner demasiado agua en algo. Pues si te dicen eso es que “te has puesto demasiado agua encima”, vamos, que estás empapado. 

Sois unos jartibles 

Si eres habitual del Carnaval de Cádiz ya sabrás lo que significa esto porque es el apodo del Carnaval Chico, aquel que cierra la fiesta en la ciudad gaditana como un mes después de que arranque. Aquellos primeros jartibles que desafiaron la Cuaresma siguiendo de parranda eran los pesados que seguían erre que erre, disfrazados cuando todo el mundo estaba ya recogido guardando la compostura. Ahora, ser un jartible es jartar, ser un pesadito, pero con cariño. 

Mira que eres esaborío 

Pues es lo que respondería el jartible a aquella persona que, tras un mes de fiesta continua, ya no está para más chirigota. Pues mira que eres antipático, soso, soseras, sosaianas, desaborido, sin sabor… esaborío

Estás apollargao 

Si la conversación entre ambos continuase, cosa muy posible dada la verborrea del gaditano, puede que el esaborío dijese al jartible, “mira, estás apollargao, que el Carnaval ya acabó, déjate de pollas ya”. Apollargao se puede traducir, por tanto, como confuso, pero también como torpe, atontado, alelado, papanatas, lerdo, babieca, pazguato… ¡Qué maravilla de idioma tenemos! 

¡Cuidao con las aguamalas! 

Para aquel que se lanzó de púa en el Arrecife de las Sirenas. Porque en determinadas épocas del año en las costas andaluzas nos podemos encontrar con las temidas aguamalas, que no son las sirenas, ni siquiera las focas monje, sino las medusas.  

¡Lavín!, compae, qué malafollá tienes ni pollas 

El escritor y periodista Andrés Cardenas nos ayuda a rematar este artículo sobre las expresiones andaluzas que solo entenderás si eres de Andalucía con un homenaje a Graná. Cuenta que un día alguien entró en un bar pidiendo al camarero si le podía cambiar un billete de 5.000 pesetas, a lo que este respondió: ¿Te crees que esto es un banco?” El tipo no pudo contenerse y recito en riguroso granaíno: “Lavín compae, qué malafollá tienes ni pollas”. Que viene a ser: “La virgen, compadre, qué antipático!”. Lavín, qué idioma más rico el nuestro… ni pollas

Y... como regalo, ESTO:

El curioso origen de la palabra chumino.

No nos cansamos de hablar de la riqueza del español, tanto en sus formas más formales y estandarizadas como de las peculiaridades de cada dialecto, o de cómo la lengua ha ido evolucionando con el paso del tiempo.

Hoy os contamos el caso de la palabra chumino. Si lo buscáis en cualquier diccionario os dirán algo del tipo «palabra malsonante para referirse a los órganos genitales femeninos» y os aporten unos cuantos sinónimos. Pero, ¿alguna vez habéis escuchado la historia de cuál es el origen de este término? Si no es así, seguid leyendo porque la historia merece la pena.

Allá por los siglos XVII y XVIII el puerto de Málaga era uno de los de mayor actividad, donde eran muchos los barcos ingleses que llegaban a cargar y descargar. Cruzando una calle desde sus habituales locales de ejercicio, las prostitutas salían a esperarles al puerto y cuando avistaban un barco «recibían» a la tripulación levantándose las faldas. Con el tiempo, las autoridades empezaron a perseguir esta práctica y las chicas que esperaban en el puerto tenían que buscar maneras de disimular su bienvenida a las naves a punto de atracar. Mientras tanto en los barcos, los marineros ingleses acostumbrados al saludo con las faldas levantadas gritaban a las señoritas «SHOW ME NOW!»… ¿a que acabáis de caer en la cuenta de cuál es el origen? Pues que a fuerza de escuchar a los marineros ingleses pedir a las chicas que les enseñaran esa parte en concreto de su anatomía, los lugareños se convencieron de que efectivamente eso que sonaba como «shouminou» debía ser el nombre de dicha parte en su lengua… y de ahí a que en malagueño se conviertiera en chumino está visto que no había más que un paso.

No es un caso aislado, parece que la actividad de los barcos ingleses en el puerto malagueño en esos siglos dejó expresiones más o menos conocidas pero todas con una curiosa historia detrás. Es el caso de la palabra «aliquindoi», que tal vez sea menos popular fuera de Andalucía. Significa estar atento, prestar atención, y de nuevo es una interpretación de los estibadores malagueños ante el insistente «look an do it» de los marineros angloparlantes…



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