Teresa de Calcuta... ¿una santa?
Para la iglesia ecuménica sí, para mí no y te dejo una razón!
Desde los comienzos de Jesucristo y su ministerio, muchos lo seguían porque él les daba de comer y los seguidores saciaban el hambre.
Ciertamente, la comida es esencial para el cuerpo, pero no el cuerpo para la comida. Al final, Jesús, se da cuenta que muchos lo siguen por el hecho de que les da de comer y les da una charla diferente a lo que ellos buscaban, comienza a llevarlos a la renuncia de sus deseos humanos y a vivir de su palabra.
¿Qué hizo la gente?
Todos se marcharon y ya no quisieron seguirle y esto nos enseña que un ministerio que se enfoca en las necesidades de este mundo, no es ministerio cristiano porque cuando lo dejes de hacer, se marcharán y renegarán de esa fe, puesto que sus intereses eran vivir bien, con los estómagos llenos y libre de preocupación.
El ministerio de Calcuta se enfocó en un ministerio humanista pero jamás en la conversión de los pecadores o que la India se convirtiera al supuesto dios, por medio del catolicismo.
Por lo tanto, un ministerio humanista no viene de dioses sino del diablo, pues el diablo es el que ofreció, supuestamente, a Cristo, el pan en el desierto, para que así colmara su hambre y haciéndole creer que ese pan era el que verdaderamente alimenta la vida del hombre, pero Cristo le contesto que no solo de pan vive el hombre.
Es ahí donde comprendemos que convertir a pecadores es más importante que darles de comer; mejor llenar sus corazones de las mentiras de la fe, antes que llenarles el estómago; curar las heridas del alma, antes que las de la carne y así sucesivamente.
Calcuta fue un títere del vaticano, una falsa monja que dio el pan a los hombres hambrientos pero no les dio el pan divino, la palabra y conversión.
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