20220508

 La Mesa de Salomón

La Mesa de Salomón, conocida también con los nombres de Tabla o Espejo de Salomón–, es una leyenda que cuenta cómo el rey Salomón escribió todo el conocimiento del Universo, la fórmula de la creación y el nombre verdadero de Dios: el Shem ha-meforash, que no puede escribirse jamás y solo debe pronunciarse para provocar el acto de crear. Según la tradición cabalística,

Según esta leyenda, la trascendencia de la tabla está en que dará a su propietario el conocimiento absoluto, pero el día que sea encontrada el fin del mundo estará próximo.
Salvada por los sacerdotes cuando el saqueo y destrucción del Primer Templo en tiempos de Nabucodonosor II, estaba depositada en el Templo de Jerusalén, y fue trasladada a Roma cuando Tito a su vez lo destruyó en el año 70, y guardada en el templo de Júpiter Capitolino primero, y más tarde en los palacios imperiales.

Flavio Josefo, cronista de aquella conquista, escribe que "entre la gran cantidad de despojos, los más notables eran los que habían sido hallados en el Templo de Jerusalén, la mesa de oro que pesaba varios talentos y el candelabro de oro".

Cuando los godos saquearon Roma en el año 410, fue llevada a Carcasona, como parte del «Tesoro Antiguo», y luego a Toulouse. Para salvarla de los ataques francos. Esta historia contada por Procopio de Cesarea es la última noticia cierta que se tiene durante años.
Alarico II tuvo que abandonar Tolosa, la capital de los visigodos, en el año 507 perseguido por los francos, y se refugió en España. Se supone que tras el asesinato del rey en Barcelona, la Mesa fue trasladada con el resto del tesoro, que se instaló en Toledo (nueva capital).

Según la leyenda, Hércules edificó un palacio encantado cerca de Toledo, construido con jade y mármol, y ocultó en su interior las desgracias que amenazaban a España. Puso un candado en la puerta y ordenó que cada nuevo rey añadiera uno, ya que las amenazas se cumplirían el día en que uno de ellos fuera curioso y entrara.

Don Rodrigo fue ese rey, y del palacio solo queda la cueva que se supone oculta maravillosos tesoros. Según la leyenda, el rey visigodo abrió o rompió cada candado, llegó a una primera sala, que parecía un lugar de oración, avanzó y llegó a una segunda, supuestamente de ceremonias, llegó a una tercera que tenía un cofre, el rey lo hizo abrir: había un lienzo con dibujos de guerreros a caballo y espadas curvas, con una inscripción que dice "cuando ojos humanos vean este lienzo, estas criaturas dominarán la tierra santa" (supuestamente estos corresponderían a los musulmanes que invadieron el reino al año siguiente).

Don Rodrigo no pasó a la cuarta sala, aunque se dice que vio el espejo o mesa de Salomón, porque había dos guardias de metal de varios metros de alto armados con mazos que se movían a la más mínima presencia que entrara en la sala.
Cuando Táriq, al mando de un ejército musulmán, cruza el estrecho de Gibraltar y derrota a Rodrigo en la batalla de Guadalete (año 711), avanzando por el reino sin encontrar resistencia, la Mesa de Salomón se lleva a Medinaceli para salvarla, de ahí que fuese llamada Medina Talmeida ("Ciudad de la Mesa") y Medina al Shelim ("Ciudad de Salomón").

El Obispo don Rodrigo Ximénez de Rada, basándose en textos de al-Razi y de Ibn al Qutiyya, cuenta cómo Táriq atravesó unos montes llamados Gebelculema (Yabal-Sulayma, es decir, "Montaña de Salomón": Zulema) y llegó a Complutum (Alcalá), donde halló escondida la mesa, que según esta historia tenía 365 patas de oro con miles de esmeraldas engastadas.
En la crónica bereber Ajbar Machmua se relata que Musa, envidioso del éxito obtenido por su lugarteniente Táriq en Guadalete frente al rey visigodo, desembarcó en la península para enfrentarse con él por la posesión de una mesa que habría sido de Salomón y que estaba entre el tesoro real godo en Toledo. Ambos fueron a Damasco para que el Califa se pronunciara, y ninguno volvió a la península.

Más tarde, la Mesa vuelve a ser mencionada por dos cronistas árabes:
“en el año 93 de la Héjira, Táriq conquistó Al-Ándalus y el reino de Toledo y le llevó a Walidi, hijo de Abd el-Malek, la mesa de Salomón, hijo de David, compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas.”
En este punto se pierde la pista de la Mesa de Salomón. Unos dicen que fue desmontada por orden del califa en Damasco, otros que acabó en Roma, otros que fue despiezada y sus gemas adornan la Kabba de la Meca…Otros sostienen, sin embargo, que no llegó a salir de España y que aún estaría oculta en algún lugar de Toledo, o de Jaén, donde se cree que pudo extraviarse de camino a los puertos andalusíes.

Pero… ¿llegó a existir alguna vez la Mesa de Salomón?


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