"...LLEGA EL DESCONSUMO"
UNA FÁBULA, QUE PRONTO DEJARÁ DE SER UNA FÁBULA.
Todo empezó de
una forma muy sencilla: algunas personas comenzaron a recorrer sus
casas con la intención de deshacerse de todos los objetos que no
utilizaban. En muchos casos, de forma caótica e indiscriminada. Pero
poco a poco se fueron creando modelos de comportamiento más
disciplinados, como los que proponen eliminar una cosa al día, realizar
una lista con cada objeto retirado o pasarse un año sin comprar nada que
no sea imprescindible.
Pero las cosas están cambiando a una velocidad vertiginosa. Tanto es así, que ha pillado desprevenidas a muchas empresas de los más diversos sectores (moda, automoción, bebidas, etc.), que no entienden cómo se ha producido esta metamorfosis en el consumidor, de un día para otro.
El tema les supera.
Prueba de ello, en muchos casos, son sus campañas de publicidad más recientes. En lugar de dirigirse a este nuevo desconsumidor, intentando sintonizar con sus valores y pautas recicladas, continúan hablándoles como si nada hubiera pasado.
Pero al comprador de hoy cada vez le estimula menos consumir y tirar. De hecho, comienza a desechar determinadas marcas por su oferta de productos con obsolescencia programada o su descarado marketing de renovación permanente para fomentar una dinámica de cambio completamente injustificada.
La crisis económica que hemos sufrido de forma tan aguda ha tenido mucho que ver en esto. Subidos como estábamos en el consumismo sin fronteras, el golpetazo que lo detuvo todo tuvo una consecuencia demoledora: el final de la gran falacia, esa que nos había convencido de que posesión y felicidad iban siempre de la mano.
«La sociedad de consumo, en todos sus
aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese
modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro
irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al
planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir».
Ya nadie quiere consumir como antes ni, mucho menos, acumular desechos. Ni las personas ni los países. Prueba de ello, por ejemplo, es que el hasta ahora mayor comprador mundial de residuos sólidos, la cada vez más poderosa China, acaba de anunciar que ya no aceptará más basura en su territorio. Una decisión que va a obligar a revisar el comportamiento consumista de grandes naciones como EEUU que, por cierto, depositaba en China un tercio de todos sus despojos.
M. A. Furones


No hay comentarios:
Publicar un comentario