20250323

 

TENÍAMOS RAZÓN...  EN TODO
(Mártin Sánchez / Reflexiones desde la trinchera)

Éramos apenas un puñado de personas dispersas, a lo largo y ancho del planeta, gritando, a los cuatro vientos, que la supuesta pandemia de COVID-19 era una estafa y que no pensábamos inyectarnos aquel veneno experimental al que llamaban vacuna. 

Corría marzo de 2020, y esta locura no había hecho más que empezar.

A lo largo de estos cinco años, no hemos parado de crecer, y lo que, en un principio, podría parecer un pequeño grupo de gente rara gritando consignas libertarias, hoy ya es un movimiento internacional imparable.

Nos han llamado fascistas, conspiranoicos, negacionistas y un sinfín de apelativos similares, con la intención de desacreditarnos y socavar nuestra credibilidad. Pero lo cierto es que, a día de hoy, podemos asegurar con total rotundidad que ¡el tiempo nos ha dado la razón en absolutamente en TODO!

Afirmamos que los estados de alarma, el confinamiento, los cierres perimetrales y el uso del bozal eran medidas ilegales, y el Tribunal Constitucional nos dio la razón, declarando como nulas todas las sanciones interpuestas durante esos períodos.

Insistimos en que el “supuesto” virus SARS-CoV-2 no estaba aislado, purificado, ni secuenciado, por lo que era imposible acreditar su existencia (SI NO SE PUEDE PROBAR SU EXISTENCIA, EL SUPUESTO VIRUS... NO EXISTE), y el propio Ministerio de Sanidad lo tuvo que reconocer finalmente, así como la mafiosa OMS y todos los organismos e instituciones a los que se les ha requerido esa información por vía judicial.

Pronosticamos que las vacunas COVID dejarían tras de sí un reguero de muerte y enfermedad sin precedentes y solo hay que ver los innumerables fallecimientos por “repentinitis” y los casos de trombosis arterial, ictus, miocarditis y un sinfín de efectos adversos provocados directamente por las inoculaciones de los pinchazos de la muerte.

La pasada semana saltaba la noticia de que un juez de Cataluña ha sentenciado como "accidente laboral" los trombos sufridos por un profesor tras inocularse de COVID-19.

Así pues, la pregunta en este momento sería: 

 ¿Quiénes son ahora los locos? 

¿Quiénes son los conspiranoicos? 

Hemos acertado en absolutamente TODO. 

Pero esto no ha sucedido porque tengamos super poderes o condiciones extraordinarias, ha sucedido porque hemos aplicado un principio lógico y básico que se encuentra en alarmante peligro de extinción.

  Se llama SENTIDO COMÚN.





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