CURA OCLLO "LA VALIENTE GUERRERA"
Hoy toca rescatar a una valiente guerrera inca... olvidada.
Cura Ocllo es el ejemplo de firmeza hasta en los momentos más trágicos de la vida. Los invasores españoles no tuvieron compasión de ella.
Cuando Gonzalo Pizarro la conoció en Cusco, quiso hacerla su amante. Al español no le interesaba que fuera esposa de Manco Inca, y dejaba de lado su postura religiosa (no codiciarás la mujer de tu prójimo). Manco Inca trató por todos los medios que Gonzalo escogiera a otra mujer y le ofreció a las princesas más bellas de todo el imperio. Incluso, buscó la más parecida a ella para que pueda olvidarse de Cura Ocllo. Nada funcionó, pero ella nunca accedió a los deseos de Gonzalo y tampoco se lo permitieron.
Luego de los abusos y la ignominia española, la sublevación de Manco Inca se concretó y la fiel Cura Ocllo abandonó la ciudad y acompañó a su esposo en la rebelión para expulsar a los saqueadores de su territorio. Desde Vilcabamba, el ejército de Manco Inca seguió firme ante los españoles (la firmeza inca se la relato en otro post). La desazón por el rechazo no habían terminado para Gonzalo.
Sin embargo, en 1539 los españoles atacaron Vilcabamba se llevaron prisionero a buena parte de sus máximos colaboradores, entre ellos, la bella y valiente Cura Ocllo. Según cuentan algunas crónicas, durante el camino hacia Cusco, Cura Ocllo se cubrió el cuerpo de excrementos y cosas hediondas para causar asco y alejar de sí a Pizarro y a los demás españoles que pretendían violarla. Lamentablemente, no evitó que Gonzalo Pizarro y sus hombres la violaran hasta que se aburrieron de ella. Según el relato de Cieza de León el ardid no impidió que finalmente Gonzalo y los suyos la poseyeran con violencia a la reina inca.
Manco Inca seguía combatiendo, y Francisco Pizarro envió emisarios para negociar su rendición a cambio de entregarle a su esposa, porque sino la matarían. Los Pizarro la convirtieron en una moneda de cambio. Manco ya no creería en los extranjeros, ya lo habían traicionado y no volvería a caer en sus juegos. Habían raptado y deshonrado a su esposa Cura Ocllo, y también habían asesinado a sus hombres. El inca ordenó dar muerte a todos los emisarios de Pizarro. El historiador Juan Vega narra: "Cayeron los incaicos sobre la avanzada. Capturaron cuanto pudieron causando mortandad en los indios aliados. De todo esto tomó gran indignación Francisco Pizarro y con el deseo de amedrentar al monarca rebelde dispuso uno de los actos más reprobables (de los Pizarro). Fracasado el intento de rendir a Manco Inca, la expedición de Francisco y Gonzalo Pizarro emprendió la retirada, llevando en cautiverio a distinguidos jefes cusqueños y a Cura Ocllo (...) En Pampaconac la soldadesca había tratado de violarla, más ella se defendió llegando a extremos indecibles. Tales incidentes se repitieron varias veces. Finalmente, al encontrarse Gonzalo Pizarro en Ollantaytambo, con su hermano el Marqués y Gobernador del Perú, Francisco Pizarro, decidieron matar a la Coya para escarmiento de los rebeldes".
Los Pizarro al enterarse de la muerte de los emisarios (los rebeldes incas no se iban a rendir) descargaron toda su odio e ira contra Cura Ocllo. La desnudaron, la violaron, la ataron a un palo, la golpearon, pero ella nunca se quejó. Repitieron sus atrocidades una y otra vez, burlándose y abusando de ella creyéndose superiores. Cura Ocllo soportaba en silencio todo eso. No le dio el gusto a ningún invasor. No mostró sufrimiento ante quienes deseaban que pida piedad ante ellos. Seguía recibiendo golpes y vejaciones. Los aliados de los Pizarro también contribuyeron con este macabro acto.
Los españoles quedaron sorprendidos por la firmeza y fuerza de Cura Ocllo hasta el final. Pedro Pizarro narra: "Atándola a un palo, unos cañaris la varearon y flecharon hasta que murió. Nunca se quejó y así murió a varazos y flechazos que le dieron. Cosa de admiración que una mujer no se quejase, ni hablase, ni hiciese ningún mudamiento con el dolor de las heridas y de la muerte". El cronista Titu Cusi narró sus últimas palabras: ¿"En una mujer vengan sus propios enojos? Dense prisa en acabarme, y así cumplirán con todos sus apetitos y deseos". Murió a varazos y flechazos.
En la actualidad, esta estatua se encuentra en Ollantaytambo, donde fue la ejecución. Esta réplica es en honor a Cura Ocllo, quien representa el coraje, la fuerza y valentía de las mujeres del incanato. No merecía tener una muerte tan cruel, pero pudo más el resentimiento y la codicia de los españoles.
Es, sin duda, una de las mayores crueldades atribuidas al saqueador y asesino Pizarro.
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Escribes muy bien aunque de lo que escribes no sabia nada
ResponderEliminarAplausos!