20230218

 


SAN VALENTÍN DE HISPALIS

El origen de esta festividad, se remonta a la Roma del siglo III, cuando el cristianismo comenzaba a extenderse. 
Se promulga una ley por la cual prohibía casarse a los jóvenes para que pudieran alistarse en el ejército, ya que se pensaba que al estar casado desviaban la atención de sus deberes militares.
Cuenta la leyenda que un joven fraile cristiano llamado Valentín, procedente de Híspalis, decide desafiar dicha ley y celebrar matrimonios en secreto entre jóvenes enamorados, consiguiendo de paso que se convirtieran al cristianismo. Tras ser descubierto, Valentín fue arrestado y confinado en una mazmorra, donde el oficial encargado de su custodia le retó diciendo:
  • Cristiano, como dices tú dios hace milagros, devuélvele la vista a mi hija Julia que nació ciega y así ha seguido durante veinte años.
Valentín pidió que se la trajeran a la celda, y se quedó ensimismado cuando vio aparecer aquella joven de una belleza difícil de describir. Poniéndole la mano en los ojos invoco a dios, y al instante la joven recobro la vista, echándose a llorar en los brazos de sus padres, pidiendo el oficial y su familia la bendición del fraile para convertirse, en secreto, al cristianismo. 
Valentín, que se había enamorado perdidamente de Julia, al igual que la muchacha de él, realizaban sus encuentros amorosos en la celda, donde su padre la llevaba alguno días disfrazada de joven criado. 
Por mucho que el oficial lo solicito le fue rechazado todo indulto, llegando la confirmación de pena de muerte el 14 de febrero del año 269, siendo lapidado y decapitado. 
Julia, llena de dolor, plantó un almendro en la tumba de su amado, el cual daba hermosas flores rosadas, de ahí el simbolismo de este árbol para expresar el amor y la amistad duradera.
La familia abandonó Roma viniéndose a vivir a Híspalis, ya que Julia le prometió visitar su ciudad, la cual él le había contado que era una tierra llena de paz amor. Una vez aquí, Julia fue a ver la Glorieta de Bécquer donde la muchacha se vio reflejada en las tres jóvenes que componen su conjunto. 

La Ilusión. 
Esa que ella tuvo por Valentín, su primera visión cuando recobro la vista. 
La Felicidad. 
Por ese tiempo que habían disfrutado de su amor. 
La desilusión. 
Que le partió el corazón por la pérdida de su amante.

Envuelta en lágrimas ante esas imágenes, apareció un Ángel negro desde detrás del grueso árbol y lanzándole una flecha con su arco se la clavó en el corazón de la joven, la cual y sin saber por qué, sintió como una gran felicidad le invadía su cuerpo, fijándose como muy cerca dos árboles entrelazaban sus ramas en un cálido abrazo, teniendo en el tronco uno de ellos grabado un vacío corazón.
Al salir de la Glorieta se cruzó con ella un apuesto joven y al mirarlo comprobó que era la viva imagen de su amor Valentín. El joven le invito a pasear y enseñarle Híspalis, a lo que ella aceptó encantada. 
Antes de abandonar aquel sitio encantado, Julia miro para atrás, viendo como el busto del poeta le hacia un guiño de complicidad.
Pasado el tiempo, ese vacío corazón del árbol ya tenía dos iníciales en su interior.
Hasta la muerte de Valentín, esta es una verdadera y antigua leyenda sobre la vida del santo y el porqué de la celebración en este día. A partir de ahí es una fantasía mía en homenaje al poeta del amor Gustavo Adolfo Bécquer y a nuestra vieja e inmortal Hispalis.
Manuel G. Ponce


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