20190925


En esta conmovedora misiva, el escritor francés reconoce el papel 

de su profesor de la primaria en su formación y en su vida, 

tras haber ganado el Premio Nobel.

 
Existen pocos gestos más deslumbrantes que aquellos que nacen de la gratitud humana. Uno de los más conmovedores ejemplos de estos actos de agradecimiento (sin olvidar, por supuesto, aquellos que pasan inadvertidos y que suceden todos los días) es la carta que el escritor francés Albert Camus (1913-1960) escribió para su maestro de la primaria, pocos días después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura en 1957; este galardón se le otorgó por “una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres en la actualidad”. Y es que si alguna vez existió un escritor moderno que supo describir la interioridad humana y la importancia de vivir una vida llena de significado, conociendo siempre la verdadera naturaleza del amor y la felicidad, fue este artista.
El padre de Camus murió en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial, antes de que el pequeño cumpliera un año de edad. Él y su hermano mayor crecieron en la miseria, en la Argelia francesa, al lado de su madre (una mujer iletrada y casi sorda) y su abuela, con pocas probabilidades de tener un futuro más amable. Pero Camus tuvo la suerte de encontrarse con Louis Germaine, su profesor de primaria, uno de los primeros en notar el su enorme genio y ayudarlo a encausarlo —un encuentro que es capaz de recordarnos la increíble capacidad que tiene la educación para ennoblecer una vida y una mente. Germaine no solamente le dio clases extraescolares a su joven pupilo, además le insistió a la madre para que ésta solicitara una beca y Camus pudiera continuar con sus estudios.
Tres décadas después, el también filósofo se convirtió en el segundo hombre más joven en obtener un Premio Nobel. El 19 de noviembre de 1957, apenas unos días después de haber recibido esta importante condecoración, Camus escribió a su maestro una carta en la que reconocía la definitiva importancia de su presencia y apoyo durante sus años de formación.
La carta de Camus a Louis Germaine, del que se sabe poco, se difundió 35 años después de la muerte del escritor con la publicación de su obra póstuma e inconclusa El primer hombre (1995), novela autobiográfica en la que el autor destacó el papel de su profesor en su vida. Se sabe, por ejemplo, que Germaine lo acompañó en tranvía al examen de ingreso al instituto y que lo esperó, sentado afuera en una banca, mientras éste lo tomaba; luego se desvivió para que le dieran la beca a su joven alumno.
Germaine contestó a la carta de Camus en 1959 en una misiva que también se publicó póstumamente. “Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo […] Tu celebridad no se te ha subido a la cabeza. Sigues siendo el mismo Camus”, escribió el profesor en lo que podría ser uno de los intercambios epistolares más conmovedores que existen.
A continuación la carta a Louis Germaine, un texto que en su resplandeciente simpleza hace un homenaje hecho de palabras a uno de los hombres más importantes en la vida de Albert Camus, además de recordarnos la inadvertida magia de uno de los sucesos más afortunados que puede vivir una persona, el conocer a alguien que cambia su vida para siempre.

Querido señor Germain:
Esperé a que se aquietara un poco la conmoción que me ha rodeado durante estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia mi primer pensamiento, después de mi madre, fue usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al pequeño y pobre niño que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece, por lo menos, la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted tuvo continúan vivos en uno de sus pequeños alumnos que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su agradecido pupilo.
Le abrazo con todo mi corazón.

-  Albert Camus  -


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20190924


-      Te quiero      -
 
Que palabra tan grande y que fácil es hacerla pequeña.
El querer es un sentimiento limpio y puro, sentimiento perdido, corrompido por el dinero, por la necesidad de poseer confundida con el querer.

Una palabra preciosa que nos empeñamos en darle significados absurdos y banales por el individualismo impuesto por una sociedad sin sentimientos, sin empatía, sin saber lo que realmente es querer, hace que la utilicemos sin sentirla. 


El dinero se ha encargado de que sea una necesidad, cuanto más dinero tienes más quieres, crece el deseo de poseerlo todo y cuanto más vale más lo quieres.
Y al final la palabra quiero no significa nada, ha perdido toda su esencia.

La quiero, lo quiero, ¿como que? ¿Cuánto? 

Poniendo límites al querer sin que te sacie, te llene, te aporte, te haga sentir por más que quieras quererlo todo.
Si lo quiero, es mío, mio y querer, no lo entiendo, cuando el querer no es tener, ni poseer, ni desear, ni tan siquiera podérselo permitir o no.
Querer es más, es mucho, lo es todo.
Significa desprenderte de ti, no poseer nada pero recibirlo todo.


Es compartir un sentimiento, contigo mismo, con alguien, con muchos, con el mundo, con un desconocido o con quien es el motivo de tu existencia.
Quiero un amanecer cada día. Y no es mio, no lo puedo comprar, y lo quiero para mí, para ti, para todos, lo comparto con el mundo, como comparto la inmensidad del mar.


Quiero la luna, pero no que nadie me la baje del cielo, la quiero ahí donde está, iluminando la noche, para que cuando yo la mire y tú la mires, sepas que ahí estoy, queriéndote, queriéndonos, en el mismo mundo y bajo el mismo cielo.


Quiero una tarde de risas, de compartir sueños y quiero que tú también quieras tenerla, conmigo, con tu familia y amigos, con tus hijos y chocolate, con tu gran amor y una taza de té.
Quiero abrazarte fuerte y que...  cuando lo haga, tú quieras abrazarme con las mismas ganas.


Quiero un beso, quiero miles o un millón, los quiero todos, porque el valor de un beso no tiene precio, su valor es lo que provoca en ti, algo que no se puede comprar ni vender, un regalo, un presente y en mi presente quiero tus besos.
Quiero tu sonrisa esa que me regalas cada vez que me miras, la que imagino en tu boca cuando hablamos que provoca la mía, eso quiero.


Te quiero ver y sentir, siendo tu mism@, siendo lo que veo, lo que me gusta de ti, lo que me haces sentir cuando escucho tu voz, tu risa.
El querer no es tener y mucho menos poseer, el querer es recibir, es compartir, es sentir... es libertad.


Y el querer no tiene limites, ni forma, ni sexo, ni edad, ni motivo, ni razón.

El querer se da, se regala, se ofrece y te lo ganas, porque uno recibe lo que es.
Porque cuando más quieres más recibes sin que cueste ningún esfuerzo ni querer, ni que te quieran por querer.


Y es así como me quiero, a tu lado, compartiendome, ofreciéndote lo que soy, lo que siento, mi mundo y mi vida.
Porque no hay nada que quiera que tú no me puedas dar con un simple...


 ... Te quiero    

-     TRISTE PERO CIERTO     -

Hay mucha gente que se pregunta:
"¿Cómo hacían los papás de antes para mantener a tantos hijos?".

 
Pues les digo... fuera de que la capacidad adquisitiva era igual o menor en esos tiempos.
Los padres de antes tenían un secreto y se los voy a compartir.


El secreto de los papás de antes es:

¡NO GASTABAN EN TONTERÍAS !

A nosotros nunca nos faltó nada, porque se nos compraba lo necesario... teníamos la ropa necesaria, no la de moda.
Los juguetes eran esperados en Navidad y cumpleaños, no cuando los pidiéramos ni por portarnos bien, o pasar las materias de la escuela, esa era nuestra responsabilidad.
Y era un "intercambio" justo. 
Ellos nos daban comida y sustento, y nosotros no éramos un dolor de cabeza y nos preparabamos para cuando ellos nos hicieran falta.

Al paso que vamos, los niños van a querer un sueldo por cumplir con sus labores.
Ahora a los niños se les da toda clase de premios y reconocimientos.
¿Medallas de participación? 

O sea premios por existir.

Por eso, tú que eres padre de familia te vuelves casi esclavo de tus hijos, unos hijos que casi no ves por trabajar para ellos. 

Y en tu afán de darles todo, lo único que has conseguido es tener a un pequeño jefe bien vestido, mal educado, con mal carácter, que cree que merece todo, pero inseguro y con baja autoestima. 
Niños con el closet lleno, y el interior vacío.

Tú hijo no necesita todos los juguetes.
Tú hijo no necesita los botines más caros

Tu hijo no necesita la ropa de marca.
Tú hijo te necesita a ti, dale tu tiempo.


La segunda pregunta del tema que más se hacen es:

 "¿De dónde sacaban los papás de antes, la paciencia para aguantar tanto ?"

Ah pues ¿Recordáis que os dije que nosotros no éramos un dolor de cabeza ? 

Aquí el segundo secreto.

Los papás de antes NO TENÍAN PACIENCIA.

No había tolerancia, nos portabamos bien sí o sí...  había disciplina.
Por educación no te tiras al piso, por educación no gritas en el centro comercial, por educación no contestabas, por educación respetaba las cosas ajenas y un interminable etcétera.

Entiendo que queráis ser amigos de vuestros hijos, pero primero sean sus padres, eduquenlos... 

Yo no sería amigo de alguien que llora por nada, no me respeta o me hace pasar un mal tiempo.
¿Tú sí?

Y muchos dirán: "cuando tienes hijos lo entiendes". 

No, yo ya entendí y estas dos razones me regirán...

Difícil encomienda...


20190923


   -  El amor de mi vida  -

“Él tiene ochenta y tantos años e insiste en llevar de la mano a su mujer por donde anda. 
Y cuando le pregunté, ¿Por qué su mujer camina como distraída, cómo si siguiera nada? 

El respondió, porque tiene Alzheimer. 
Entonces le pregunté, ¿Se preocupará su mujer si usted la suelta, la deja o simplemente usted se cansa? 
Y respondió "Ella no se acuerda...Ya no sabe quien soy yo, desde hace un par de años que ya no me reconoce". 
 Yo sorprendido, le dije: "¡Ah...!  

Y aun así sigues de guía por el camino cada día, a pesar de que ella no te reconoce". 
El hombre sonrío, me miró a los ojos. 

Entonces me dijo: 
"Ella no sabe quien soy yo, pero yo si sé quien es ella...   El Amor De Mi Vida"

MPALACIOSH

-                Kafka y la Muñeca                -

Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. 
Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada, había perdido su muñeca.


Kafka se ofreció a ayudar a buscar la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.
Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:
- “Por favor no llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...“- Este fue el comienzo de muchas cartas.


Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas, de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. 

La niña fue consolada. 

Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. 
Ella obviamente la veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó:
-"Mis viajes me han cambiado … “ -


Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca. 

En resumen, decía:

 -" Cada cosa que amas
 es muy probable que la pierdas,
 pero, al final, 
el amor volverá de una forma diferente“- .
MPALACIOSH

20190914




La Religión del Monstruo de Espagueti Volador, o Pastafarismo, es una religión que sigue al Monstruo de Espagueti Volador, también conocido como Flying Spaguetti Monster.

El Monstruo de Espagueti Volador es un ente supranatural benevolente que creó el mundo hace unos 5.000 años atrás, cuando iba un poco borracho, aunque el mundo se ha construido para que los humanos crean que es mucho más antiguo de lo que lo es.
Es importante establecer firmemente que la Religión del Monstruo Volador de Espagueti es una religión de paz, probablemente la más pacífica de todas.

Una forma de evidenciar lo absurdo de la presencia religiosa en el ámbito público.

Resulta sorprendente y curioso como hoy es admitido todo lo que pueda tener un sentido religioso frente a convicciones no religiosas. Ese fue el sentido inicial e irreverente de esta "religión pastafari". Valga un ejemplo: mientras los gobiernos facilitan actos evangélicos, musulmanes,… se prohíben manifestaciones ateas, cuando estos representan un 25 % de la población y las religiones no católicas no llegan entre todas ellas al 3 %. Y dejemos claro que la libertad de conciencia y la neutralidad del Estado no depende, en absoluto, del número de seguidores. Es un derecho individual, basta una sola persona. Precisamente para evitar cualquier discriminación el Estado debe ser plenamente neutral y actuar con una absoluta separación, lo que en modo alguno significa que el Estado sea antirreligioso, pues convicciones y creencias son asuntos de cada persona, sin que el Estado deba intervenir para favorecer o atacar., sólo debe proteger el espacio público de las posibles injerencias de unas y otras.

El caso del pastafarismo plantea la siguiente cuestión: ¿qué convierte en religión a una religión? Para una imaginación algo laica, la respuesta es obvia: las religiones se caracterizan por hacer creer cosas ridículas que no pueden ser verdad. Eso es exactamente lo que hay detrás del pastafarismo. Por supuesto, es absurdo suponer que el universo fue creado por un bol gigante de espaguetis pero, ¿no es incluso más absurdo suponer que un hombre muerto puede resucitar o que profetas surquen el cielo a caballo?

Cuando Bob Marley gritó «¡Rastafari! Elegido por dios» al final de un concierto en Londres, nadie se rió pero, si hubiera gritado «¡Pastafari! Elegido por dios», el efecto habría sido muy diferente, aunque tendrías que tener el cerebro horneado con la misma consistencia que una galleta de hachís para suponer que Haile Selassie era realmente divino. Algo tan absurdo, por sí mismo, no sería útil para distinguir la religión de otras formas de creencia.

El llamamiento al sentido común tiene límites muy estrictos. Casi todo lo que la ciencia moderna nos dice es intuitivamente falso, y mucho más interesante que lo que el sentido común puede imaginar. Si la defensa de la ciencia del conocimiento es que puede apoyarse por la evidencia, esto resulta ser mucho más complicado y mucho menos seguro de lo que parecía obvio hace 150 años. Las cosas que damos por sentadas –la democracia, la igualdad, los derechos humanos y este tipo de conceptos– podrían negarse con facilidad, en teoría, así como en la práctica, y sería imposible justificarlas de no ser por sus logros. Son tan vulnerables a estar cargadas de absurdo como la mayoría de religiones.
Pero si el mundo laico no entiende la religión, es tan defendible como que el mundo de la religión tampoco lo hace. La idea de que la religión se puede separar de otras partes de la vida implica que hay una esfera de vida no religiosa o secular. No todas las sociedades hacen esta distinción y es indispensable que se haga.

MPALACIOSH

https://www.youtube.com/watch?v=Cl9cqb0T1pI&feature=youtu.be


20190910



Nos invade la nostalgia

Sólo podemos respirar ahora, sentir ahora y pensar ahora. Aunque nuestro cuerpo vive en un constante aquí y ahora, nuestra mente sólo es capaz de tomar conciencia del presente algunas veces al día, por lo que pasamos la mayor parte del tiempo navegando entre recuerdos del pasado y fantasías del futuro.
Como dice Sabina, “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió”
Recordar no es malo. Las personas estamos hechas de recuerdos, de experiencias y vivencias que edifican lo que somos en la actualidad. 

Dejar que la nostalgia nos acaricie de vez en cuando con su aire tibio y evocador no tiene por qué ser algo negativo. 

Según nos dicen los especialistas, el ser humano pasa gran parte del día “recordando cosas”, pero ahora bien, no debemos anclarnos a esos recuerdos de una forma obsesiva.
En ocasiones, dejamos de lado el momento presente para experimentar un pasado que parece que nunca se va. Nos da miedo soltar los recuerdos que una vez fueron tan importantes para nosotros. Esto puede hacernos mucho daño y evita que podamos disfrutar del ahora y seguir hacia delante.

«El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia»
-Milan Kundera-
Una de las facultades que nos propicia el mundo emocional es sin duda la sensación de nostalgia. Se trata de evocar un recuerdo, pero no un recuerdo cualquiera, sino uno querido, uno añorado de ese nuestro álbum particular del pasado.

Sin saber cómo, nos vemos de pronto arropados por multitud de imágenes, sensaciones, palabras y sonidos de ese ayer que nuestra memoria ha guardado con sigilo y ternura en una parte especial del arcón de nuestra memoria. 

Los recuerdos tejen lo que somos. Y la mayoría del tiempo, las personas somos nostalgia. Somos recuerdos.
Pero a veces la nostalgia trae consigo un perfume triste. Trazos de una vida vivida que nos deja cierta sensación de añoranza y dolor en vista de un ayer que tal vez, concentró mucha felicidad, un bienestar del que carecemos en el presente. 
Es entonces cuando algunas personas pueden caer en el abismo de ese laberinto, obsesionándose en la nostalgia de recordar el ayer.

La nostalgia debe servirnos para recordar lo que fuimos, lo que tuvimos y lo que vivimos para después sacar una valoración, un aprendizaje de la misma. Toda experiencia es un conocimiento para avanzar, no para quedar estancados.
La nostalgia debe ser algo que forme parte de nuestro archivo personal, ahí donde poder volver de vez en cuando. Pero nunca debemos convertirla en esa puerta que siempre dejemos abierta y cuya brisa, cuyo perfume, se entrometa continuamente en nuestro “ahora”.

La palabra nostalgia tiene un interesante significado que ilustra toda su realidad: su raíz griega, de nostos, viene denesthai (regreso, volver a casa), y de algos (sufrimiento). Se explicaría pues como ese padecimiento por el deseo de regresar, de volver a un lugar determinado.

Debemos pensar en el pasado mediante una perspectiva de gratitud y agradecimiento por haber vivido dichas experiencias, verlas con tranquilidad. Con la satisfacción de haber tenido momentos realmente plenos. Pero no hay que caer en el error de valorar que todo era mejor antes, de dejar perder esa armonía entre lo vivido y el presente. Nuestra vida es un continuo donde fijar nuestras perspectivas en el futuro.

«No hace falta renunciar al pasado al entrar en el porvenir. Al cambiar las cosas no es necesario perderlas»
-John Cage-

El pasado nos sirve para aprender. Es una experiencia que nos dota de madurez y nos permite crecer. Pero la felicidad se busca cada día en el presente, en las pequeñas cosas, en los pequeños detalles.

 “No hay peor nostalgia que añorar lo que nunca existió”.

lamenteesmaravillosa

20190908


Huevo de Colón



Tal día como hoy hace 25 años (1994), a Sevilla empezaban a llegar las primeras piezas del futuro “Huevo de Colón”.
Con 32 metros de altura, es la mayor escultura en bronce, de España; pa que te hagas una idea, la Torre del Oro tiene 36 metros.

Obra del escultor ruso Zurab Tsereteli, fue una donación del ayuntamiento de Moscú a la ciudad.
La escultura sería inaugurada por la infanta Elena de Borbón y Grecia (alias La Tonta), en octubre de 1995.
El conjunto llegó por mar hasta la ciudad de Santurce, Vizcaya, desde donde fue trasladada por carretera hasta Sevilla, en siete camiones tipo tráiler y dos vehículos especiales para las piezas de mayores dimensiones.

“Huevo de Colón”. El conjunto es un gran huevo formado por las velas de las naves del almirante, en cuyo interior se sitúa una estatua de Cristóbal Colón, el cual sostiene un mapa desenrollado desde una mano a la otra sobre el cual, se disponen las tres carabelas.
Aunque la obra oficialmente se llama “El nacimiento del Hombre nuevo”, por su aspecto es más conocida como el

Como curiosidad, en la sede de la UNESCO, París, se encuentra una réplica del mismo autor a escala mucho más pequeña.
Desde entonces el “Almirante de la Mar Océana” otea el horizonte del Guadalquivir desde San Jerónimo.

20190904


- Ya llegó mi Invierno -

REFLEXIONES DE ESE VIEJO
QUE TODOS LLEVAMOS ENCIMA

Ya me llegó mi Invierno, ¿sabes?
El tiempo tiene su manera especial para tomarte desprevenido al paso de los años.
Me parece que ayer era joven...
Pero no, en cierta forma parece que fue hace mucho tiempo.
¿Dónde se fueron los años? Sé que los viví, lo sé.
Tengo visiones de cómo fueron y de todas mis esperanzas y sueños.
Pero allí está.

Ya me llegó el invierno de mi vida y me ha cogio de sorpresa.
¿Cómo llegue aquí tan rápido?
¿Dónde se fueron los años de mi juventud?
Recuerdo que pensaba que ese invierno estaba tan lejos que no podía imaginar cómo sería.
Pero me llegó.

Mis amigos están ya retirados y están volviéndose "grises", como yo.
Se mueven más lento.
Algunos están en mejor forma, otros peor que yo, pero veo el cambio.
Eran jóvenes y vibrantes... como yo.
Pero la edad se empieza a sentir y a notarse.
Ahora somos aquellas personas mayores que nunca pensamos que seríamos algún dia.
Echarse una siesta ya no sólo es algo agradable como antes, ahora es algo obligatorio, porque si no lo hago por propia voluntad, simplemente me quedo dormido donde esté sentado.

Así he entrado en esta nueva etapa de la vida.
Sin preparación alguna para sufrir dolores y achaques.
La pérdida de fuerza o habilidad para ir y hacer las cosas que quisiera.
Pero lo que si sé es que este invierno se irá más rápido.
Entonces empezará otra aventura.

Tengo arrepentimientos por haber hecho cosas que hubiese querido no haber hecho, y por no hacer cosas que sí debí hacer.
Pero hay muchas más de las que estoy contento.
Si todavía no te ha llegado tu invierno, déjame recordarte que vendrá mucho más rápido de lo que piensas.

Por lo que cualquier cosa que quieras lograr en tu vida hazla rápido, ahora... no lo pospongas por mucho tiempo.
La vida se pasa pronto.
Haz todo lo que puedas hoy, porque nunca estarás seguro si ya estás en tu invierno o no.

Quien sabe si lograrás vivir todas las estaciones, así que vive el hoy y di ahora las cosas que quieres que tus seres queridos recuerden, no te guardes nada
La vida es un regalo que se nos ha dado.
Haz de este viaje algo único, agradable, fantástico, para ti y para los que te rodean.
VIVE BIEN
Disfruta todos los días.
Sé feliz.

Recuerda:
La riqueza es la salud y no las piezas de oro y plata, no las cosas materiales y ese afán de defender lo mío, mío, solo mío.
Finalmente, te sugiero que goces de tu vida mientras dure.
Y recuerda que salir a la calle es bueno, pero regresar es mejor.
Si olvidas nombres, no importa. Tal vez, esas personas ya olvidaron que te conocieron.

Duermes mejor en un sillón con la tele encendida, que en la cama.
Las que antes eran pecas, ahora dicen que son manchas por mal funcionamiento del hígado.
Posees tantas cosas que nunca usas, sabes tantas cosas para compartir.

Pero algo que siempre debes recordar, es que mucho... muchísimo de lo viejo fue bueno.
Las viejas canciones, películas clásicas, y lo mejor de todo...
TUS GRANDES AMIGOS DEL ALMA.
Me despido deseándoles que estén bien.
Queridos y siempre recordados amigos.
Ahora reprimo una lágrimas que luchan por salir al exterior.

Recuerdo tan gratos momentos, de mi pasado, en que vosotros estuvisteis presentes. Y de cada uno de ustedes aprendí algo muy valioso.

No es lo que has reunido o acumulado, si no lo que has repartido y lo que has dado de ti, lo que has entregado con generosidad y con cariño, lo que dirá la clase de vida que has tenido.*

Sin nada más que decir (aunque se quede muchos pensamientos en el tintero), me despido de vosotros, con un afectuosos y fuerte abrazo.

Que tengáis un buen día... amig@s.

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