Una madre de 98 años
se muda a una residencia
para cuidar de su hijo de 80.
“Nunca dejas de ser madre”
Ser madre es una misión que dura toda la vida. No hay edad, no hay
distancias, no existe casi nada que supere al amor más
puro que pueda sentir un ser humano. El de una madre por su hijo.
La de una madre y su hijo. Con 98 y 80 años respectivamente, ambos nos han emociondo profundamente. Tom nunca se había separado de su madre, no se llegó a casar y siempre vivió con ella.
Pero Tom llevaba ingresado desde el año pasado porque necesita cuidados especiales y eso le hizo tener que irse a vivir a una residencia. Ha sido ahora cuando su madre ha decidido acompañarle.
No para ser atendida, sino para cuidar de él.
“Todas las mañanas voy a su habitación a darle los buenos días y luego vuelvo a darle las buenas noches. Cuando me voy a la peluquería, está siempre pendiente de mi regreso y me recibe con un enorme abrazo”, contaba la entregada madre:.
“Nunca dejas de ser madre”.

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