Acabo de volver a escuchar esta canción.
Y, por un instante, me ha transportado en el tiempo.
Mi mente me ha abrazado con sus poderosos y tranquilizadores brazos, me ha elevado y me ha llevado, en volandas, hasta un momento pasado en el tiempo, ese momento de buscada soledad, en el que mi anhelo era aislarme de todo y de todos para así poder encontrarme conmigo mismo, momentos en los que podía volar o, a menos así lo creía, volar alto, lejos... muy lejos
Y, esta canción, como digo, me ha hecho recordar esos viajes, con mis 20 años a flor de piel, rebosantes de imaginación, en esos obligados viajes en tren Sevilla - Cartajena y viceversa, mientras cumplía mi servicio militar obligatorio.
En los que, de estación en estación, en mi largo viaje, me entretenía observando a los viandantes y, sobre todo, a las viandantas que transitaban delante de mi ventanilla, aquella morenita que se contoneaba, graciosamente, al andar, esa rubita de pelo corto, de curvas atrajentes y sabedora de sus encantos, esa otra que reía mientras me decía, burlonamente, adiós con la mano, al pasar frente a ella mi vagón.
Fueron tantas, había tantas y tantas... y, mientras las miraba, yo pensaba: Y.. ¿si fuera ella?. Si fuera ella. Si, esa muchachita que miro mientras paso por esta desconocida estación. O esa otra jovencita que me mira y nos sonreimos inocentemente, mientras poso mi imaginativa mirada sobre ella o aquella otra que, ni tan siquiera, repara en el tren que está pasando ante sus ojos y, a la cual miro, haciendome esta pregunta...
Y, si esa que se aleja...
La que estoy perdiendo...
Y, ¿si esa era?, y , ¿si fuera ella?
¿Y si fuera ella mi complemento perfecto?, ¿y si fuera ella mi media naranja?
Y.. ¿si fuera ella?.
Nuestra vida la dirige EL AZAR.
El azar del lugar donde nacemos, el azar del lugar donde estudiamos, el azar de quien nos encontremos en un momento determinado de un día determinado, en un lugar determinado al que no teniamos pensado ir ese día. El azar de si cruzamos la acera o no, por un cierto punto para cambiar nuestro destino o no. El azar de que un amigo se mude de barrio para que así. los demás, podamos conocer a gente nueva y así poder abrirse un nuevo abanico para que ese azar pueda seguir actuando y jugando con nosotros y con nuestro destino.
Se dice que el aleteo de una mariposa en España puede provocar un tornado en la otra parte del mundo, cualquier cirscunstacia, por pequeña que sea, nos condiciona el resto de nuestra vida y no tenemos ningún control sobre ello.. ninguno!!
Somos como hojas al viento en una tarde desapacible de otoño en el parque del Alamillo, a las que nadie les presta importancia ni atención, mientras las miran pasar impulsadas por el aire caprichoso del destino.
Eso somos, somos hijos del azar y él nos condiciona siempre y nos mueve, nos eleva o nos hunde, a su antojo.
Creemos que podemos elegir, pero... ¿qué elegimos?, elegimos sólo a lo que tenemos acceso, sólo al abanico que el azar ha abierto ante nosotros.
Y, ¿qué hay de aquella muchacha de los andenes de mi tren? Si nunca tendré acceso a ella, a mi posible media naranja, nunca podré saberlo, tantas preguntas y tan pocas respuestas para sosegarlas.
Pensad en cada un@ de vosotr@s, por ejemplo, ¿cómo habéis accedido a vuestra pareja?, de que forma habéis llegado a ella, cuales han sido las cirscunstancias que se han dado, por ejemplo.
Pensad en ello, amig@s, pensadlo y decidmelo, lo quiero oir. Quiero sentir que este desgarrado grito de socorro, ha llegado a vuestros oidos y no ha muerto en el camino.
Haceros esa pregunta y podréis ver que, lo queramos o no, dependemos de un soplo del azar, que nos lleve aquí o allá y que nos hace bailar al son de su caprichosa danza.
¿Qué hubiera pasado si...? Esa pregunta nunca podremos responderla, tal vez eso haya ocurrido en un mundo paralelo, seguro que si, pero el tema de los mundos paralelos en un interesante tema para tratarlo aparte.
Acabo de volver a escuchar esta canción, el recuerdo me ha abrazado y mi mente ha volado hacía ella.
En los que, de estación en estación, en mi largo viaje, me entretenía observando a los viandantes y, sobre todo, a las viandantas que transitaban delante de mi ventanilla, aquella morenita que se contoneaba, graciosamente, al andar, esa rubita de pelo corto, de curvas atrajentes y sabedora de sus encantos, esa otra que reía mientras me decía, burlonamente, adiós con la mano, al pasar frente a ella mi vagón.
Fueron tantas, había tantas y tantas... y, mientras las miraba, yo pensaba: Y.. ¿si fuera ella?. Si fuera ella. Si, esa muchachita que miro mientras paso por esta desconocida estación. O esa otra jovencita que me mira y nos sonreimos inocentemente, mientras poso mi imaginativa mirada sobre ella o aquella otra que, ni tan siquiera, repara en el tren que está pasando ante sus ojos y, a la cual miro, haciendome esta pregunta...
Y, si esa que se aleja...
La que estoy perdiendo...
Y, ¿si esa era?, y , ¿si fuera ella?
¿Y si fuera ella mi complemento perfecto?, ¿y si fuera ella mi media naranja?
Y.. ¿si fuera ella?.
Nuestra vida la dirige EL AZAR.
El azar del lugar donde nacemos, el azar del lugar donde estudiamos, el azar de quien nos encontremos en un momento determinado de un día determinado, en un lugar determinado al que no teniamos pensado ir ese día. El azar de si cruzamos la acera o no, por un cierto punto para cambiar nuestro destino o no. El azar de que un amigo se mude de barrio para que así. los demás, podamos conocer a gente nueva y así poder abrirse un nuevo abanico para que ese azar pueda seguir actuando y jugando con nosotros y con nuestro destino.
Se dice que el aleteo de una mariposa en España puede provocar un tornado en la otra parte del mundo, cualquier cirscunstacia, por pequeña que sea, nos condiciona el resto de nuestra vida y no tenemos ningún control sobre ello.. ninguno!!
Somos como hojas al viento en una tarde desapacible de otoño en el parque del Alamillo, a las que nadie les presta importancia ni atención, mientras las miran pasar impulsadas por el aire caprichoso del destino.
Eso somos, somos hijos del azar y él nos condiciona siempre y nos mueve, nos eleva o nos hunde, a su antojo.
Creemos que podemos elegir, pero... ¿qué elegimos?, elegimos sólo a lo que tenemos acceso, sólo al abanico que el azar ha abierto ante nosotros.
Y, ¿qué hay de aquella muchacha de los andenes de mi tren? Si nunca tendré acceso a ella, a mi posible media naranja, nunca podré saberlo, tantas preguntas y tan pocas respuestas para sosegarlas.
Pensad en cada un@ de vosotr@s, por ejemplo, ¿cómo habéis accedido a vuestra pareja?, de que forma habéis llegado a ella, cuales han sido las cirscunstancias que se han dado, por ejemplo.
Pensad en ello, amig@s, pensadlo y decidmelo, lo quiero oir. Quiero sentir que este desgarrado grito de socorro, ha llegado a vuestros oidos y no ha muerto en el camino.
Haceros esa pregunta y podréis ver que, lo queramos o no, dependemos de un soplo del azar, que nos lleve aquí o allá y que nos hace bailar al son de su caprichosa danza.
¿Qué hubiera pasado si...? Esa pregunta nunca podremos responderla, tal vez eso haya ocurrido en un mundo paralelo, seguro que si, pero el tema de los mundos paralelos en un interesante tema para tratarlo aparte.
Acabo de volver a escuchar esta canción, el recuerdo me ha abrazado y mi mente ha volado hacía ella.
Pero... y ¿si todas fueran Ella?
Ella, la incondicional.
Ella, mi amiga de buenos y malos momentos.
Ella, la que me "soporta" día tras día, desde hace muchos años.
Ella, mi querida compañera de este viaje que es la vida.
Ella, Seguro que Ella es
Y... ¿si fuera ella?
MPALACIOSH

No hay comentarios:
Publicar un comentario