LA VIOLENCIA DEL AMOR
Dormí, ¡oh joven sobre los brazos de
Afrodita y sus esclavas! La delicada
sacerdotisa Gaia va a darte su amor
y sus caricias. Tu sueño indeleble es
un horror, ¿han muerto tus pasiones?
¿Dónde está tu deseo? ¿Dónde están
tu amor y tu enfermedad? El amor es
una rosa de sangre con espinas negras.
I
Deseo de vos la violencia de tu
amor que nace con tu mirada
tenue, y muere entre sollozos en
mi boca que apenas dice: te amo.
Delicadamente beso tu cuerpo,
sin torpezas, pero sin detenerme
hasta llegar a tu pecho, como los
primeros besos que son tímidos…
El amor ha liberado a la mujer de
la sumisión y la debilidad, ¡pero
la misma pasión que las libera
es la que también las somete!
Dormí sobre mi pecho, calmá mi
dolor, estoy enfermo por vos…
Mi alma te busca y mi amor te
desea ardientemente al despertar.
II
Haz de este amor una proeza que
dure por siempre, un sello entre
nosotros que hable de lo que
sentimos en este momento eterno.
Dejo que tus manos toquen mi
espalda mientras me mirás, y mi
aliento acaricia tus labios, que se
abren como la flor al sentir el rocío.
La luz del sol atraviesa la ventana
y acaricia tu rostro, despertás al
sentir mi respiración en tu cuello
y tus ojos se abren suavemente…
De lado tus piernas están cubiertas
por sábanas, estás atravesada por
mí, tal como las saetas de Eros
atravesaron el corazón de Psique.
—Autor, Alejandro Palacio. Corrección, Isabel Martín Pascual, Murcia, España.
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