20201122

 

MARÍA 

María es una mujer menuda, que marchitada por la huella del tiempo, encorva su fatigado cuerpo por el peso de los años.
María ya no mira al futuro, está llena de nostalgias que entristecen sus ojos y se apoya en su triste sonrisa, como quien se sabe vencida por el yugo de los recuerdos.
Arrastra en su cuerpo todos los dolores de las batallas perdidas en la guerra de la vida.
Ya no canta a sus retoños las canciones de su lejana juventud, empapando como una fina lluvia de amor, derramando el cariño en sus hijos.
En sus pardos ojos conserva las imagenes de su huerfana niñez, la de su único amor, que escribió en ella su historia. Sus oídos adolecieron de los te quieros prometidos y no nombrados, pero en su inmensidad, ella amó por los dos, y amando... esparcía su ternura en los frutos de su vientre.
A María, se le iluminan los ojos cuando sonríe y en su timidez, calla las palabras que la sonrojan y no pronuncia, pero que contemplas en su mirar. Ama con la pausada sencillez de quien siempre fue al regazo de la vida en su largo caminar.
¡Cuánto amor rezuma desde su pequeña persona!
María es la madre que yo hubiera querido tener, si no hubiera tenido el orgullo y la suerte de ser: el mayor... de los hijos de María.
 

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