20190419


-  ESCUCHA A TUS INSTINTOS  -

En efecto, odio las aglomeraciones y el ruido. No soporto hacer cola en el restaurante de moda cuando hay otro donde te dan de comer igual de bien, más barato y sin esperar. Me encanta moverme con libertad sin tener que pegar un codazo al prójimo cada vez que intento rascarme. Me encanta hablar sin tener que gritar por culpa del ruido.
Y creo que a todos los lectores de este artículo también, aunque algunos no lo sepan.

Toda persona, que hoy se machaca los pulmones con el tabaco, sintió una mezcla de asco y tos, tras darle la primera calada a un cigarro. Pero no hizo caso a su instinto y siguió fumando hasta contradecir su propia naturaleza (que le indicaba que eso que se metía era malo) y volverse adicto.
Toda persona que se despertó con resaca tras su primera borrachera se dijo a sí misma "no vuelvo a beber más" debido al brutal malestar con el que su cuerpo le decía que lo que estaba haciendo dañaba su hígado y sus neuronas. Pero no hizo caso de su instinto y siguió bebiendo excesivamente en noches posteriores.
Toda persona que entró en una discoteca, sintió un dolor de oídos considerable, pero no se fue porque le dijeron que ya se acostumbraría. No hizo caso a su instinto y, en no pocos casos, hoy lo lamenta por la notable pérdida auditiva que ha experimentado debido a sus malos hábitos.

Toda persona que se sintió estúpida por hacer cosas ilógicas simplemente porque estaban de moda (véanse, hacinarse en una playa superpoblada cuando hay otra, a pocos kilómetros, bastante desierta), tuvo la idea de seguir su instinto y hacer lo más razonable independientemente de lo que hicieran los demás.
Pero no le hizo caso y acabó aborregada perdida, sustituyendo su criterio por patrones impuestos desde fuera.

Y es que la inmensa mayoría de nuestros males físicos y mentales, nacen de que, en algún momento de nuestra vida, dejamos de seguir nuestro instinto, cuando nos alertaba de que algo no era bueno para nosotros.
Escuchamos voces externas y las seguimos escuchando hasta embrutecernos, alienarnos y volvernos rebaño.

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COMENTARIOS:
- Es muy gracioso el borreguismo en su versión más manifiesta, la de las redes sociales. - Fotos de chicas con el mismo perfil siendo absolutamente iguales como si hubiesen salido de un fábrica en la que son un puto número dr serie más: de ladito, sacando morros, vestidas con el mismo estilo, inclinadas un poco, unas detrás de la otra, sonriendo... los borregos que se hacen fotos y los que le dan like y comentan lo súpergeniales y únicas (qué ironía) que son. 
- Cierto, pero la libertad de seguir tu propio criterio no tiene precio, te da una satisfacción que es la base de la pirámide de la felicidad. Y lo que es más importante, te permite conocer a otras personas que también se han hartado de seguir a la manada y entablar relaciones auténticas con esas personas, siendo tú mismo.

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