- E S T O -
Que pena.
Que pena que el paso del tiempo matara a ese niño
tan inocente, tan libre de falsos complejos y tan feliz,
sobre todo, tan feliz, insultantemente feliz.
Tan feliz que, ni siquiera, era consciente de su propia felicidad.
Vivía en su mundo y su mundo era sus amigos, sus libros
y poco más. Poco más importaba.
No necesitaba nada más
Ese niño que vivía en cada uno de nosotros.
Y que, un buen día se fue, como sin quererlo, poco a poco, sin decir ni adiós.
Ese niño que, cuando nuestra mente vuela y nos envuelve la triste melancolía solitaria,
Rememoramos, recordamos y tratamos de alcanzarlo para traerlo
hacía nosotros, para abrazarlo, para volver a sentirlo, para volver a vivirlo.
Es entonces, cuando nos damos verdaderamente cuenta que se fue para no volver
y nos dejó aquí desamparados, envueltos en un cuerpo que, cada vez,
se asemeja menos a aquel.
Si... se fue.
Y, a cambio, nos dejó *ESTO*.
Esto, con la inocencia rota.
Esto, lleno de problemas.
Esto, con mil quebraderos de cabeza.
Esto, con más responsabilidades que ilusiones.
Esto... que ni sé como calificarlo.
*ESTO* que somos ahora.
Sombra de aquel niño que un día nos robó el tiempo.
Cuando la triste melancolía vuela,
desde el fondo de mi mente,
surgen mil pensamientos
y surgen mil por qués.
Preguntas que nunca se han de responder.
MPALACIOSH

No hay comentarios:
Publicar un comentario