- "Es la vida,
ésto es lo que hay" -
ésto es lo que hay" -
El día de hoy, desgraciadamente, hemos de contabilizarlo como otro día triste.
Porque triste es que uno de los miembros de la Familia, pierda a un ser querido. Máxime, cuando esa persona, en un momento determinado de nuestra vida, hayamos convivido con ella, la hayamos tratado y, en cierto modo, haya sido cercana a nosotros. Entonces, esa tristeza es doble, por el amigo y por ti mismo que, de alguna manera, también sientes ese vacío, esa pérdida.
Y, también, porque al volver a ese triste sitio de despedida, no tienes más remedio que recordar que antes, uno, también, ha recorrido ese camino pocos años atrás, más de una vez y nuestra mente, tan traicionera, tan puñetera, revive aquellos días, cuando era uno el doliente y el destinatario de todos los tristes abrazos, de todos los tristes besos y, también, de todos los tristes pésames.
Entonces, la herida, que nunca se cierra del todo, parece que vuelve a abrirse y vuelve a sangrar, vuelve a doler, vuelve a quemar muy dentro, muy dentro... en el alma.
Al cruzar esa puerta giratoria que da acceso al lúgubre recinto, se siente una presión en el pecho y cuesta respirar, cuesta separar la mente de aquel día, de aquel momento, en que fue a ti, al que se le escapó ese ser querido, al que despediste, para siempre... allí.
Pero, conforme subimos, esas largas escaleras, le da tiempo a uno a recomponerse un poco, a esconder los sentimientos pasados, a tragarse esas lágrimas que quieres asomar, a respirar a fondo, a pensar y a decirse en voz baja... "es la vida, ésto es lo que hay".
Después llegas y das tu más sincero abrazo, tu más sincero beso y tu más sincero pésame.
Y haces tuyo el sentimiento que, ese amigo, tiene en ese triste momento.
"Es la vida, ésto es lo que hay".
MPALACIOSH

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