20220103

 

Calendarios Juliano y Gregoriano
Julio César impuso el nuevo calendario, designando enero, en honor al dios Janus, de ahí Ianuarius, que significa enero en latín como el primer mes del año.
Para los antiguos romanos, enero era importante porque era el mes en honor del dios Jano.
En la mitología romana, Jano es el dios de dos caras, de los comienzos y los finales, de las transiciones.
Enero no siempre ha sido el primer mes del año: el primitivo año de los romanos tenía diez meses (304 días en total) y comenzaba con Martius, dedicado al dios Marte, que pasó a ser marzo en español.
Al gobernador romano Numa Pompilius se le atribuye el añadido de enero al principio y febrero al final del calendario para crear el año de 12 meses. En el 452 a. C., febrero se movió entre enero y marzo.
Anteriormente, Enero era el undécimo mes en el antiguo calendario romano pero en el siglo I a. C., con la reforma de Julio César, pasó a ser el primero.
En el año 44 a. C. por iniciativa de Marco Antonio, y para honrar la memoria de Julio César, el mes de quintilis, que entonces duraba 31 días, fue renombrado como julius; denominación de la que deriva la forma castellana julio.
Y en el año 23 a. C. por iniciativa del Senado Romano, y en honor a Octavio Augusto, el mes de sextilis, que entonces duraba 30 días, fue renombrado como augustus, de donde se desprende la forma castellana agosto; y se agregó a este un día 31 para que Julio no tuviese una superioridad a Augusto. Este día adicional fue sustraído de febrero, que desde entonces pasó de tener 29 días a quedarse con tan solo 28 (29 en los años bisiestos con la modificación posterior).
También coincide con la época en Europa en que los días empiezan a alargarse después del solsticio de invierno.
A medida que los romanos adquirieron más poder, empezaron a difundir su calendario a través de su vasto imperio.
Siguiendo el consejo del astrónomo alejandrino Sosígenes, Julio César creó un calendario solar, calcado del egipcio, de 365 días formado por 12 meses. La sincronía con el año solar se conseguía intercalando un día adicional cada cuatro años en el mes de febrero (año bisiesto). Para poder ajustar el calendario con las estaciones, Julio César tuvo que decretar que el año 46 a. C. tuviera 90 días más. El calendario juliano estuvo vigente en Europa desde el año 46 a. C. hasta la reforma del papa Gregorio XIII en 1582. Fueron 1628 años de vigencia.
Pero en el Medioevo, tras la caída de Roma, el cristianismo se había impuesto firmemente y el 1º de enero era considerado una fecha demasiado pagana.
Muchos países donde dominaba el cristianismo querían que el año nuevo se marcara el 25 de marzo, que conmemora cuando el arcángel Gabriel se le aparece a la Virgen María.
En el siglo XVI, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, y el 1º de enero fue restablecido como año nuevo en los países católicos.
Sin embargo, Inglaterra, que se habían rebelado contra la autoridad del Papa y profesaba la religión protestante, se continuó celebrando el 25 de marzo hasta 1752. Ese año, un acta del Parlamento alineó a los británicos con el resto de Europa.
Hoy en día, la mayoría de los países se rigen por el calendario gregoriano, por eso es que vemos fuegos artificiales por todo el globo el primero de enero de cada año.
                                                                        Fuente: bbc.com mundo, lacapital.com.ar 

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