20190831


- Síndrome del abuelo esclavo -

Solo el 12% de los abuelos deciden cuándo cuidar a sus nietos.

Ya tenemos aquí septiembre, ese fatídico mes donde los niños vuelven al colegio y sus padres, a su trabajo. 

Es el mes, en el cual, muchos sufridos abuelos, comienzan su via crucis particular, una penitencia que se prolongará hasta el próximo verano.

Ladies & Gentlemen, con todos vosotros, salen a escena, los abuelos esclavos. 

El cuidado de los hijos ha cambiado en los últimos 30 años, fundamentalmente por la incorporación de la mujer al mundo laboral. A pesar de la existencia de guarderías (públicas y privadas), para muchos padres la mejor solución es dejar a sus niños al cuidado de los abuelos. Pero cuando este cuidado exige dedicación plena y constante, muchos abuelos llegan a convertirse en verdaderos “esclavos”, lo que repercute en su salud. Y es que, aunque se nos olvide frecuentemente, estamos hablando de personas ya mayores, sin la misma energía ni fuerza que tenían cuando fueron padres.

La sociedad del siglo XXI es bien distinta de la de hace 60 años. En primer lugar, la esperanza de vida media en un país como España es de, aproximadamente, 80 años, mientras que en 1940 era de sólo 50 años. Además, en este tiempo se ha producido un cambio revolucionario en la vida de las mujeres, tanto en derechos, como en la plena incorporación al mundo laboral. Asimismo, los actuales horarios de trabajo han provocado que los padres no puedan ocuparse de sus hijos mientras éstos son pequeños.

A pesar de la existencia de guarderías y de que los niños empiezan el colegio de forma obligatoria a los tres años, son muchos los padres que no pueden ni llevar ni recoger a sus hijos, por lo que se ven obligados a buscar a alguien que lo haga en su lugar. 

¿Y qué mejor y "más barato"... que sus abuelos? 

Por eso, los psicólogos han definido este nuevo problema como el “Síndrome del abuelo esclavo”, definiéndolo como un trastorno que afecta a personas mayores, "obligadas" a cuidar de sus nietos, asumiendo , además, en muchos casos, el rol de padres y teniendo que dejar de lado su vida y sus actividades. Como consecuencia, estas personas sufren cansancio permanente, hipertensión emocional y malestar anímico, entre otros síntomas

 En el afán de ayudar, muchos abuelos, están descuidando su propia salud e incluso enfrentándose a situaciones de excesiva carga y responsabilidad en relación a los nietos.

 Cuando los nietos pasan más horas con los abuelos que con los padres y se genera un exceso de responsabilidad, aparecer el síndrome del abuelo esclavo.

Cada vez son más los abuelos/as que cuidan a sus nietos mientras, los hijos, están trabajando. Aparece entonces una responsabilidad excesiva, que a veces nadie les impone.

Cuando los mayores cuidan de los más pequeños, aparece la cooperación y la entrega. Los lazos afectivos aumentan y hay aspectos positivos para todas las partes. Si embargo, se mantiene en un inestable equilibrio: puede aparecer sobrecarga, estrés y ansiedad. La energía es consumida y más que colaborar sienten que son esclavos. El afán de ayudar o la exigencia de los hijos repercute negativamente en su salud. 

El bienestar físico y emocional tiene que ser restaurado, partiendo de que hay que poner límites y reclamar el espacio que necesitamos. Deben hablar con los hijos. Si no, los momentos que pasen con los nietos nunca estarán llenos de disfrute, que es en lo que se debe basar. 

Aunque se puede ayudar a la familia, no hay que hacerlo desde el sacrificio y la esclavitud.

Muchas veces, los hijos no son conscientes de la situación (o, si lo son...  se hacen los tontos)
Por eso, hay que expresar la queja, comentar cuál es la situación y qué consecuencias está teniendo. De esta forma, siendo claros, es como se resolvería. Y no hay ningún problema por expresar que algo va mal.
Pero ¿cuáles son los indicadores de que algo está funcionando incorrectamente y podríamos estar ante el síndrome del abuelo esclavo?

  • No hay disfrute con los nietos.
  • Estrés y aparición de ansiedad: dolores de cabeza, tensión muscular, problemas de sueño.
  • No sientes satisfacción con el día a día.
  • No hay tiempo para uno mismo o para el ocio.
  • Hay baja energía y las horas de descanso nunca son suficientes.
Hay que dejar los miedos y hablar de forma directa. 

Que el tiempo que los abuelos pasan cuidando a los nietos se reduzca. Todos necesitamos NUESTRO tiempo.
El exceso de carga en personas mayores, ya ha sido reconocido como un problema y desafío en algunos países. En los casos en los que los abuelos son los principales responsables del cuidado de los nietos, se enfrentan a problemas de estrés y sobrecarga emocional. 

El síndrome de los abuelos esclavos, habitualmente, afecta a las personas que, por cuestiones culturales y familiares, se sienten obligadas a asumir demasiadas responsabilidades familiares en función de sus capacidades y en detrimento de su salud.  
Cuidan a sus nietos de forma continuada, de manera que les impide disfrutar de tiempo libre y de relaciones sociales satisfactorias.

Todo esto ocurre a unas edades de la vida en las que, con sus más y sus menos, la forma física que se requiere para estas tareas no es la más apropiada.

Por otro lado, muchas personas mayores en esta situación, no encuentran el momento ni la forma para quejarse de esta situación.

Por este motivo, ante la sobrecarga y los dolores de espalda muchos abuelos optan por callar. Y hay otro aspecto que es fundamental, los hijos suelen llevar una vida ajetreada y repleta de demandas que no pueden dejar de atender y no ven o niegan psicológicamente la evidencia de sus mayores.

Por este motivo, el consejo más adecuado para todas aquellas personas mayores que se sienten sobrecargadas por sus obligaciones como abuelos es hablar, hablar y hablar. La vida cerca de sus hijos y nietos está para disfrutarla. 
Eso no quiere decir que no puedas ayudar a tus familiares en diversidad de tareas, pero cuando preveas que estás llegando a tu punto de saturación tienes que saber hablarlo con la familia. 
El papel de expresarse con relación al cuidado de los niños y de la casa le corresponde a las personas que lo sufren. Aunque en ocasiones la sobrecarga puede ser muy evidente, si no existe ninguna queja por parte de los mayores, si se niega la evidencia cuando se les pregunta, nunca se tomarán medidas.

“Hace muchos días que quiero comentaros una cosa que es muy importante para mí. Entiendo muy bien vuestra situación como padres, trabajando los dos... Sé que estáis pasando por una época con muchas ocupaciones pero quiero comentaros que la cantidad de tareas que hago para ayudaros me hacen sentir muy fatigado/a y me están sobrepasando. Quiero a los niños con locura, necesito estar cerca de ellos y pienso seguir ayudando porque esto me hace sentir muy bien. Sin embargo, me gustaría reducir mi dedicación y disponer de más tiempo para mi. Yo había pensado en…”.

Si después de una conversación así las cosas siguen igual, deberías volver a comentarlo. Si después de esta segunda ocasión las cosas siguen sin cambiar, te sugiero que cambies el tono y pases al enfado. 
Expresarlo de una forma más contundente puede ayudar. Recuerda que cada uno de nosotros es responsable de cuidar y defender nuestro bienestar. No deberíamos esperar a que los demás lo hagan por nosotros.

El hecho de que un abuelo no se queje y parezca contento cuando está con los nietos no significa que tenga que asumir un papel que ya desempeñó en su día y que hoy por hoy no le corresponde.

Una cosa es ayudar, cuando se necesite y otra, muy distinta, es participar en todo.

Ea, ahí queda eso. 
Que lo recoja quien 
se sienta reflejado/a 
en este espejo. 

Síndrome del abuelo esclavo   

                                                                                                                    MPALACIOSH


 

   



 

20190812


-  LAS PROMESAS  -

¿Qué es una promesa?
¿Cómo se ha de tomar una promesa recibida?
¿A qué se obliga, a qué se compromete la persona que hace una promesa?

Bonitas interrogantes...


Hablemos de ellas, filosofemos sobre ellas. 


Sobre esas grandes maltratadas de la palabra.
Sobre la frontera entre el respeto o el desprecio de quien las hace, hacia quien las han de recibir.
Promesas. grandes señoras o grandes rameras, dependiendo de la boca de donde salgan.



Las Promesas son un sello que nos dan valor o nos lo quita, con el tiempo.
Las Promesas no se pueden hacer, ni tomar, a la ligera, no son hablar por hablar, como algo que se dice por decir…

No, amig@, eso no es así.
Las Promesas son algo más.
Las Promesas son una cosa muy seria.
Las Promesas nos definen.
Las Promesas nos califican.
Las Promesas dicen mucho de cada uno de nosotros. 
Las Promesas... lo dicen TODO.

Cuesta poco prometer lo que no se piensa cumplir

Una Promesa incumplida es una falta de respeto, es un menosprecio egoísta y mezquino.
Una Promesa es un compromiso. 
Una Promesa es un contrato verbal que se hace con otra persona, por tanto el hecho de no cumplirla tiene sus consecuencias en el ánimo del receptor de dicha Promesa y acredita o desacredita al emisor de la misma.

Quien falta a su palabra, quien falta a Una Promesa hecha, como persona, se califica sola, porque ha engañado conscientemente, a una persona que ha depositado su confianza en tu palabra. 
Cumplir una Promesa es cuestión de honradez y de principios, es cuestión de honestidadquien no, lo que está haciendo es una Promesa Vacía.

¿Qué es una Promesa Vacía?
Para mi... bueno, yo la definiría de este modo:
Una Promesa Vacía es esa promesa que se hace, a sabiendas que, quien la hace, no tiene el más mínimo interés en cumplirla o, como yo las llamo... 

Palabras vacías 
lanzadas al viento de la indiferencia...
...con una bonita sonrisa.

Por eso, cada vez que un servidor hace una promesa, pone todo, de su parte, para cumplirla y, si por cualquier circunstancia, no puede llevar a cabo su cumplimiento, se disculpa (me disculpo) humildemente ante mi interlocutor, porque sé que le he faltado al respeto. 


Así que, mon cher ami, la próxima vez que te vayas a aventurar a hacerle una promesa a alguien y lanzarla al viento con una bonita sonrisa, piénsalo detenidamente y muy bien, antes de que salga por tu boca, porque, de lo contrario, quedará tu credibilidad en entredicho, de no cumplirla.


No hay nada más difícil de recuperar que la credibilidad perdida.


Qué tengas un buen día …amig@.
MPALACIOSH

20190805



Y...

Ahora, heme aquí, nuevamente, despertando al mundanal letargo, cuan efímero mortal.


Despertando, desganado, de Mi Retiro De Silencio.

Rebuscando y revolviendo en mi abandonado armario. Buscando, sin ganas y sin interés, lo que no quiero hallar. Intentando dar con ese gastado, convincente y desteñido disfraz, que exhibo al mundo. Tras el que intento ocultar mi verdadero yo; esos ropajes precisos y vulgares pa volver a vestirme de conveniente y falsa realidad, después de que la vida me haya estado meciendo, me haya estado acunando, como una madre acuna a su hijo desamparado, desorientado... perdido.

Después de que me haya estado mimando durante una buena temporada, casi una eternidad, a mi sentir.
Haciéndome olvidar todo y a todos, excepto a los Inolvidables, esos que siempre están, aún cuando no están.


Si, por un casual de la vida y del destino, un día cercano, te cruzas con mi Retiro De Silencio, llamale la atención y dile que ya lo hecho de menos, aunque apenas nos hayamos despedido.

Lo reconocerás al instante, si sientes y entiendes estas palabras mías.
Si no las entiendes... déjalo, no te esfuerces, mis palabras no son ni por ti, ni son para ti.

También dile que nuestro pasado está deseoso de un nuevo futuro, cuando vuelva a morir este cruel presente que nos atropella inexorablemente.

Y dile... mejor dile que no me vistes, mejor será. Si, mejor será.
Se lo diré yo todo, dentro de poco, cuando nos volvamos a abrazar, allá, en nuestro paraíso atemporal.

Bien hallad@... seas.