- Síndrome del abuelo esclavo -
Solo el 12% de los abuelos deciden cuándo cuidar a sus nietos.
Ya tenemos aquí septiembre, ese fatídico mes donde los niños vuelven al colegio y sus padres, a su trabajo.
Es el mes, en el cual, muchos sufridos abuelos, comienzan su via crucis particular, una penitencia que se prolongará hasta el próximo verano.
Ladies & Gentlemen, con todos vosotros, salen a escena, los abuelos esclavos.
El cuidado de los hijos ha cambiado en los últimos 30 años,
fundamentalmente por la incorporación de la mujer al mundo laboral. A
pesar de la existencia de guarderías (públicas y privadas), para muchos
padres la mejor solución es dejar a sus niños al cuidado de los abuelos.
Pero cuando este cuidado exige dedicación plena y constante, muchos
abuelos llegan a convertirse en verdaderos “esclavos”, lo que repercute
en su salud. Y es que, aunque se nos olvide frecuentemente, estamos
hablando de personas ya mayores, sin la misma energía ni fuerza que
tenían cuando fueron padres.
La sociedad del siglo XXI es bien distinta de la de hace 60 años. En
primer lugar, la esperanza de vida media en un país como España es de, aproximadamente, 80 años, mientras que en 1940 era de sólo 50 años. Además, en este
tiempo se ha producido un cambio revolucionario en la vida de las
mujeres, tanto en derechos, como en la plena incorporación al mundo
laboral. Asimismo, los actuales horarios de trabajo han provocado que
los padres no puedan ocuparse de sus hijos mientras éstos son pequeños.
A pesar de la existencia de guarderías y de que los niños empiezan el
colegio de forma obligatoria a los tres años, son muchos los padres que
no pueden ni llevar ni recoger a sus hijos, por lo que se ven obligados a
buscar a alguien que lo haga en su lugar.
¿Y qué mejor y "más barato"... que sus abuelos?
Por eso, los psicólogos han definido este nuevo problema como el “Síndrome del abuelo esclavo”, definiéndolo como un trastorno que afecta a personas mayores, "obligadas" a cuidar de sus nietos, asumiendo , además, en muchos casos, el rol de padres y teniendo que dejar de lado su vida y sus actividades. Como consecuencia, estas personas sufren cansancio permanente, hipertensión emocional y malestar anímico, entre otros síntomas
En el afán de ayudar, muchos abuelos, están descuidando su propia salud e incluso enfrentándose a situaciones de excesiva carga y responsabilidad en relación a los nietos.
Cuando los nietos pasan más horas con los abuelos que con los padres y se genera un exceso de responsabilidad, aparecer el síndrome del abuelo esclavo.
Cada vez son más los abuelos/as que cuidan a sus nietos mientras, los hijos, están trabajando. Aparece entonces una responsabilidad excesiva, que a veces nadie les impone.
Cuando los mayores cuidan de los más pequeños, aparece la cooperación y la entrega. Los lazos afectivos aumentan y hay aspectos positivos para todas las partes. Si embargo, se mantiene en un inestable equilibrio: puede aparecer sobrecarga, estrés y ansiedad. La energía es consumida y más que colaborar sienten que son esclavos. El afán de ayudar o la exigencia de los hijos repercute negativamente en su salud.
El bienestar físico y emocional tiene que ser restaurado, partiendo de que hay que poner límites y reclamar el espacio que necesitamos. Deben hablar con los hijos. Si no, los momentos que pasen con los nietos nunca estarán llenos de disfrute, que es en lo que se debe basar.
Aunque se puede ayudar a la familia, no hay que hacerlo desde el sacrificio y la esclavitud.
Muchas veces, los hijos no son conscientes de la situación (o, si lo son... se hacen los tontos).Por eso, hay que expresar la queja, comentar cuál es la situación y qué consecuencias está teniendo. De esta forma, siendo claros, es como se resolvería. Y no hay ningún problema por expresar que algo va mal.
Pero ¿cuáles son los indicadores de que algo está funcionando incorrectamente y podríamos estar ante el síndrome del abuelo esclavo?
- No hay disfrute con los nietos.
- Estrés y aparición de ansiedad: dolores de cabeza, tensión muscular, problemas de sueño.
- No sientes satisfacción con el día a día.
- No hay tiempo para uno mismo o para el ocio.
- Hay baja energía y las horas de descanso nunca son suficientes.
Que el tiempo que los abuelos pasan cuidando a los nietos se reduzca. Todos necesitamos NUESTRO tiempo.
El exceso de carga en personas mayores, ya ha sido reconocido como un problema y desafío en algunos países. En los casos en los que los abuelos son los principales responsables del cuidado de los nietos, se enfrentan a problemas de estrés y sobrecarga emocional.
El síndrome de los abuelos esclavos, habitualmente, afecta a las personas que, por cuestiones culturales y familiares, se sienten obligadas a asumir demasiadas responsabilidades familiares en función de sus capacidades y en detrimento de su salud.
Cuidan a sus nietos de forma continuada, de manera que les impide disfrutar de tiempo libre y de relaciones sociales satisfactorias.
Todo esto ocurre a unas edades de la vida en las que, con sus más y sus menos, la forma física que se requiere para estas tareas no es la más apropiada.
Por otro lado, muchas personas mayores en esta situación, no encuentran el momento ni la forma para quejarse de esta situación.
Por este motivo, ante la sobrecarga y los dolores de espalda muchos abuelos optan por callar. Y hay otro aspecto que es fundamental, los hijos suelen llevar una vida ajetreada y repleta de demandas que no pueden dejar de atender y no ven o niegan psicológicamente la evidencia de sus mayores.
Por este motivo, el consejo más adecuado para todas aquellas personas mayores que se sienten sobrecargadas por sus obligaciones como abuelos es hablar, hablar y hablar. La vida cerca de sus hijos y nietos está para disfrutarla.
Eso no quiere decir que no puedas ayudar a tus familiares en diversidad de tareas, pero cuando preveas que estás llegando a tu punto de saturación tienes que saber hablarlo con la familia.
El papel de expresarse con relación al cuidado de los niños y de la casa le corresponde a las personas que lo sufren. Aunque en ocasiones la sobrecarga puede ser muy evidente, si no existe ninguna queja por parte de los mayores, si se niega la evidencia cuando se les pregunta, nunca se tomarán medidas.
“Hace muchos días que quiero comentaros una cosa que es muy importante para mí. Entiendo muy bien vuestra situación como padres, trabajando los dos... Sé que estáis pasando por una época con muchas ocupaciones pero quiero comentaros que la cantidad de tareas que hago para ayudaros me hacen sentir muy fatigado/a y me están sobrepasando. Quiero a los niños con locura, necesito estar cerca de ellos y pienso seguir ayudando porque esto me hace sentir muy bien. Sin embargo, me gustaría reducir mi dedicación y disponer de más tiempo para mi. Yo había pensado en…”.
Si después de una conversación así las cosas siguen igual, deberías volver a comentarlo. Si después de esta segunda ocasión las cosas siguen sin cambiar, te sugiero que cambies el tono y pases al enfado.
Expresarlo de una forma más contundente puede ayudar. Recuerda que cada uno de nosotros es responsable de cuidar y defender nuestro bienestar. No deberíamos esperar a que los demás lo hagan por nosotros.
El hecho de que un abuelo no se queje y parezca contento cuando está con los nietos no significa que tenga que asumir un papel que ya desempeñó en su día y que hoy por hoy no le corresponde.
Una cosa es ayudar, cuando se necesite y otra, muy distinta, es participar en todo.
Ea, ahí queda eso.
Que lo recoja quien
se sienta reflejado/a
en este espejo.
Síndrome del abuelo esclavo