20190314


Monos sudorosos 

 Decir que somos monos desnudos, o sea sin pelo, no supone a estas alturas ninguna novedad. Se ha escrito mucho sobre el tema y en términos generales es algo aceptado por la ciencia. Pero la verdadera cuestión no es tanto si tenemos o no tanto pelo como nuestros primos homínidos, sino por qué es así. Y es que el pelo corporal lo perdieron nuestros antepasados por unas razones fundamentales. 

Dicho de otra forma: la pérdida del pelo supuso una ventaja evolutiva.

Para entenderlo mejor, veamos qué nos diferencia de otros antropoides:
  1. Cerebro más desarrollado.
  2. Postura bípeda.
  3. Alimentación rica en proteínas, sobre todo de origen animal.
  4. Pelo corporal escaso, salvo en el cráneo, donde es muy abundante.
  5. Grandes corredores.
Todo ello nos define como cazadores de la sabana. No seremos como los leones o los leopardos, pero sin duda nuestros antepasados aprendieron a cazar presas con una eficacia similar.
Lo de grandes corredores puede parecer sorprendente, porque ningún ser humano se puede comparar con una gacela o un guepardo, pero nuestra especialidad no es la velocidad sino la resistencia: cualquier humano entrenado es capaz de mantener la carrera durante varias horas. Las presas rápidas puede que escapen, pero si son perseguidas por un grupo de humanos, tarde o temprano éstos las alcanzan. De hecho, aún se usa esta antigua técnica, la de perseguir una presa hasta que caiga extenuada.
Ahora bien, ¿qué cualidades necesita un simio para convertirse en corredor de la sabana? La postura bípeda es una de ellas, por supuesto; tenemos las extremidades inferiores más largas que las superiores, al revés que los otros simios. Es lógico si de lo que se trata es de correr y no de saltar de rama en rama: a mayor longitud de las piernas, mayor eficacia corredora.

Otro punto es la eficiencia a la hora de perder el calor generado. La sabana africana es de clima cálido, con fuertes exposiciones al sol, y todos sus habitantes han desarrollado estrategias para evitar el exceso de temperatura corporal. Si además hay que hacer un ejercicio intenso, la cosa se complica. Nosotros hemos resuelto el problema mediante la sudoración intensa. Tenemos gran cantidad de glándulas sudoríparas por toda la piel, cuya función es dejar que se evapore el agua y así mantener fresca la piel. Toda nuestra piel actúa así de termostato, pues aparte de la abundancia de glándulas, tenemos numerosos capilares sanguíneos justo bajo la piel, muchos más de los necesarios solo para nutrir estos tejidos.

Pero para sudar de manera eficaz, el pelo molesta. No tanto porque nos sirva de abrigo, sino porque dificulta la evaporación eficaz del sudor. Por lo tanto, perdimos el pelo para poder sudar cuando corremos por la sabana. Más que monos desnudos, somos monos sudorosos. Vamos a verlo con algo de detalle.

En la piel de los mamíferos se distinguen dos tipos básicos de glándulas: sudoríparas y sebáceas. Hay otros tipos de glándulas, por supuesto, que pueden producir leche, cerumen, lágrimas, olores sexuales, etc., pero son variaciones de los dos tipos básicos ya mencionados.
Las glándulas sebáceas producen sebo, la grasa que recubre los pelos y siempre están asociadas a ellos; cumplen diversas funciones que aquí no vale la pena tratar.

Las glándulas sudoríparas son las que producen el sudor. Se dividen en dos clases: apocrinas y ecrinas.
Las sudoríparas apocrinas están asociadas a pelos, lo mismo que las sebáceas, y de hecho su secreción suele mezclarse. Producen un sudor lechoso, espeso y oloroso, que contiene gran cantidad de materia orgánica (de ahí su olor).

Las sudoríparas ecrinas no están asociadas a pelo alguno, y producen un sudor limpio, formado por agua en un 99% y el resto son sales minerales y compuestos volátiles como la urea. En realidad, el sudor ecrino puede definirse como orina sin concentrar, pues tiene la misma composición cualitativa, pero mayor cantidad de agua.

¿Qué tipo de glándulas sudoríparas podemos hallar en los simios? Vamos a centrarnos en los grandes simios, y comparar chimpancés con humanos. Pues bien, los chimpancés tienen alrededor de la mitad de las glándulas del tipo ecrino y la otra mitad apocrino; dado que tienen todo el cuerpo cubierto de pelo, no es de extrañar. En cambio, en los humanos la gran mayoría de las glándulas son ecrinas; las apocrinas se reducen a las zonas de las axilas y genital, donde están asociadas a pelos de buen tamaño.
Eficacia termorreguladora.- Dado que el efecto termorregulador de la sudoración depende de que el sudor se evapore con facilidad, no debería sorprendernos que el sudor ecrino sea mucho mejor que el apocrino a la hora de reducir la temperatura corporal. El sudor apocrino tiene componentes moleculares de gran tamaño, con puntos de evaporación más altos que los simples 100ºC del agua. En cambio, el sudor ecrino es agua casi pura, como ya hemos visto. En los seres humanos, las escasas glándulas sudoríparas apocrinas tienen funciones más bien ligadas al sexo (olor corporal) que a la termorregulación.

Pelos molestos.- Volvamos al asunto de los pelos. Ya hemos visto que el sudor ecrino se evapora con más facilidad, y así refresca la piel. Esta tipo de glándulas no están asociadas a pelos, pero eso no quita que no pueda haber algunos de estos apéndices cutáneos. Pues bien, el pelo impide que el sudor se evapore, pues tiene el efecto de condensar el vapor evaporado. Esto puede ser útil para recuperar el agua corporal (y así evitar la deshidratación), pero es un engorro para reducir la temperatura corporal. Está claro que la evolución nos condujo a darle más importancia al segundo punto, a cambio de tener que depender de la presencia de fuentes de agua; por eso somos seres de la sabana, pero no del desierto, necesitamos beber agua en cierta cantidad. De hecho, sin beber agua apenas sobrevivimos un par de días, mientras que sin comer aguantamos bastante más.

De hecho, podría ocurrir que, como a veces ha sucedido a lo largo de la historia de la vida en el planeta, el éxito haya sido tal que los descendientes de estos simios corredores estén provocando la sexta gran extinción. Pero ese es otro asunto.

[1] https://www.hablandodeciencia.com/articulos/2012/01/19/simios-sin-pelo/

20190301


---   VIVE   ---

La vida no aflora en el placer, en la seguridad o en la certidumbre.
La vida brota y se renueva en el riesgo y la adversidad.

Somos agua, y la naturaleza del agua es fluir en movimiento.
Cuando el agua se estanca, se turbia, se contamina, pierde la iniciativa, la creatividad y la espontaneidad, se olvida de su propósito.

Al río no le gustan los embalses confortables y seguros, esos son un invento de los hombres.
Detesta estabilizarse voluntariamente en una fase de su existencia.

La corriente del río vive en la incertidumbre, la adversidad y el riesgo de las quebradas, los rápidos y las cascadas. La corriente del río nada le reprocha a nadie, nada te reprocha a ti.

La corriente del río... VIVE.





-        CICLOS         -

Se empezó, esta aventura, con amigos suficientes para hacer dos equipos de fútbol, que gran día fue ese, que gran día. Después de tantos y tantos años de rodar cada uno por su lado, de pronto, casi mágicamente, ahí volvíamos a estar casi todos, como una gran familia feliz, con los ojos y los corazones llenos de ayer, pero... 

El tiempo, la falta de empatía, el desinterés, la apatía y otros factores, fueron haciendo su trabajo de cribado y, aquel grupo inicial de casi 30, se fue mermando, se fue deshilachando, quedando solo, al poco tiempo, para formar un equipo de fulbito o poco más. Pero aun así, se siguió dando guerra, luchando por un sentimiento muy noble, la AMISTAD, 

Se siguió con unas bonitas ganas renovadas, con ganas de comernos esos años que nos mantuvieron alejados, con hambre de amigos, hambre de Buenos Amigos. 

Así estuvimos, un tiempo, en la cresta de la ola, surfeando con nuestras historias y con nuestros recuerdos, reviviendo lo vivido y viendo como chispeaban, nuestros ojos, en cada relato, en cada historia... de cada Reunión, de aquellos valientes que decidimos no abandonar el barco de la Amistad y, después de pensar todo lo que se estaban perdiendo los que fueron saltando por la borda, nosotros, seguir navegando a toda vela. Pero... 

El tiempo pasa, ese implacable enemigo, que nos obliga a ser, cada día, más sabios, haciéndonos conocer la esencia de las personas, haciéndonos saber quien habló de corazón y quien solo lanzó palabras vacías al viento.

Nadie se puede esconder del tiempo. 
El tiempo quita  máscaras y lo revela todo...  absolutamente todo. 

El hambre de amistad también pasa, la hoguera pierde su fuerza y empieza a dar menos calor y, después de esa euforia rabiosa y sincera, llega la calma, la jodida calma, el acomodo y, con él, empieza a morir lentamente ese joven del recuerdo y empieza a surgir el adulto, ese adulto que no conocemos y, de pronto, nos miramos y vemos que nos hemos convertido en unos extraños, extraños con rostros que recordamos.

Ya, casi ni damos para una partida de dominó, a veces, ni pa eso. 
No digo que esto sea el fin, tampoco digo que esto sea el principio del fin, pero tengo la desagradable sensación de que, muy bien, puede ser el fin del principio. 

Creo que ahora se nos abre una nueva etapa donde ya entran en el juego estos adultos desconocidos, adultos que se van conociendo ahora, poco a poco. Adultos que te caerán mejor o te caerán peor. 
Una nueva etapa que no tiene absolutamente nada que ver con aquella que, con nostalgia, recordamos. 

Somos unos nuevos/viejos amigos y como tales tendremos que tratarnos. 
Somos unos desconocidos y, cuanto antes lo aceptemos, antes podremos seguir caminando, creando unos nuevos lazos de amistad, que serán los que nos guíen de ahora en adelante, en esta nueva etapa. 

Lo pasado es historia, fue bonito, indudablemente lo fue, pero ya es historia. 
Unos ciclos se van cerrando y nuevos ciclos se van abriendo y: 
- hay que aceptarlos o no
- adaptarse al cambio o no 
- seguir caminando juntos o no 
- renovar esta amistad… o no

Donde ayer,  algunas voces,  resonaban grandilocuentes, gritando amistad eterna, hoy solo yacen en un sordo y frío silencio. 
Cuando, en un grupo, el fantasma de los silencios aparece, la magia del grupo muere y la triste presencia de los silencios, lo va inundando casi todo. 
Si quieres matar a un grupo, aliméntalo de silencios. 

Pero sacudamonos de silencios y vamos a enterrar ciclos pasados, que ya no nos sirven como referencia, vamos a mirarnos con unos nuevos ojos, con una mirada limpia y clara y emprender un nuevo camino con una nueva amistad de adultos que, poco a poco, los que vayamos quedando por aquí, iremos consolidando y estrechando estos nuevos lazos que se han creado dando lugar a una bonita y nueva amistad. 

Dicho esto... 
Solo puedo ofrecer
Suerte, al que se aleje. 
Y mi amistad, al que se quede.

Así que enterremos el pasado y que siga la fiesta, que, lo mejor, siempre está por venir.
MPALACIOSH