20160920

La minoría oprimida de los sin-móvil.

No seré yo quien diga que el teléfono móvil es inútil, pero si soy yo, Manolito PH, el que osa decir que el uso del móvil, en el 99,99 % de los casos es POR ESTUPIDECES,  si, con mayúsculas, para tonterías y gilipolleces
En esos otros caso que todos ya suponemos, en ese 0,01 %, es muy útil y necesario, hay que reconocerlo y es bueno tener uno a mano.

No es tan difícil vivir hoy en día sin un smartphone cerca, te lo aseguro, inténtalo... !!

Ha llegado el día en que los sujetos que viven sin móvil se han convertido en noticia. Hace unos años, pongamos tres, cuatro o cinco, todavía quedaba un puñado de conocidos que se resistían. Pero hace tiempo que sucumbieron y se sumaron, también ellos, a la masa de ávidos usuarios de teléfonos inteligentes. ¿Se trata, acaso, de un embrujo colectivo? Antes nos reíamos de los japoneses que fotografiaban todo lo que se movía. Ahora, todos somos japoneses.

Somos muy pocos los que tenemos el privilegio de vivir sin móvil el día a día, los que usamos el móvil solo para ese 0.01 % necesario y preciso.

Un servidor tiene uno que solo sirve para llamar y recibir llamadas, intento no llevarlo casi nunca encima. Y soy muy feliz. Cuando paseo, me entristece ver cómo la mayoría de la gente, de cualquier edad o condición, se da alegremente al autismo voluntario. Es una sensación muy desagradable ver que estás rodeado de egoístas, de gente a quien no le importa en absoluto qué es lo que ocurre a su alrededor, el aire que respira, el sonido o el ruido de ese momento...solo les importa el mundo estrecho y pequeño al que cree acceder a través del "teléfono inteligente".
Los teléfonos, cada vez más inteligente y las personas... cada vez menos. Triste paradoja.

Hay cada día más presiones de bancos, tiendas, vendedores online, la administración que te pide el número de móvil para las transacciones y  qué gustazo da  ver las caritas que ponen algun@s cuando les digo " no, yo no uso normalmente móvil" y les doy el número de mi teléfono fijo. Entonces me dicen "¿y si no está en casa cuando le llame?", entonces saco pecho y les suelto sonriendo " pués si no hay nadie en casa, deje el mensaje... como se ha hecho toda la vida". 
Que no nos quieran vender como algo imprescindible, algo que no lo es porque se haya creado la necesidad de estar siempre disponible.

Las sirenas de un smartphone dejan en pañales a las de Ulises. Unos 19 millones de españoles viven conectados y consultan el teléfono 150 veces al día, según el informe La sociedad de la información en España de la Fundación Telefónica. Este informe corresponde al 2013, así que probablemente las cifras sean hoy más abultadas. No hacen falta demasiados sondeos, de todos modos. Basta coger  el autobús o pasearse por tu barrio, para ver que sin móvil no somos ( NO SON) nadie. 

“El teléfono cambia los dispositivos de la mente a la hora de decidir cuándo se presta atención al mundo exterior y cuándo no”, Y eso no creo que pueda ser muy bueno.
Es bueno dominar las tecnologías - yo intento documentarme y estar al día en este asunto, bueno, en este y en todo el que pueda- y no ser un inculto tecnológico pero una cosa es filtear con ella y conocerla y otra, muy distinta es ser su esclavo.

Nada de esto ocurría cuando los fijos ocupaban un lugar en nuestras vidas. Eran tiempos no tan distantes, y sin embargo algunos sienten nostalgia. “El teléfono inmóvil amortigua la soledad en invierno y está lleno de voz de madre. A pesar de sus limitaciones e imperfecciones, resulta entrañable”, 

 La necesidad de dejar vagar la mente, la organización del tiempo libre sin el pitido constante de los Whatsapp, o la intrusión en la intimidad que supone estar localizable en cualquier momento. “Hay una nueva patología producida por la sensación de que siempre hay que responder de inmediato”. Consecuencia directa, probablemente, de la nomofobia, el palabro de reciente creación para describir una sensación igualmente nueva, el miedo incontrolable a salir de casa sin el teléfono móvil.



¿Cómo reaccionan los familiares de este sin-móvil? La presión todavía existe. “Esto forma parte de un fenómeno social de la búsqueda ansiada de la seguridad. Las mamás dan el móvil al hijo para tenerlo localizado. Las familias consideran que han de tener ese cordón umbilical constante con seres queridos porque así se aseguran su bienestar. Existe una obsesión maniática por la búsqueda de la seguridad”.
Joder !! tu y yo, hemos conocido la vida sin móvil y qué felices éramos, ¿o no?.

En su libro La inseguridad social, el sociólogo francés Robert Castel abunda sobre este fenómeno. “La exasperación de la preocupación por la seguridad engendra necesariamente su propia frustración, que alimenta el sentimiento de inseguridad”, escribe. En la búsqueda de herramientas que nos aseguren la ausencia de riesgo, el rey es el teléfono. Pero la paradoja es que lo que se consigue es caer en un bucle de ansiedad, ya que la vida es impredecible. La maceta que te cae desde el cuarto piso. La picadura de la avispa. La indigestión con una espina.

“Cuando explico mis razones mucha gente reacciona con molestia. Pero si supieran lo que se están perdiendo, el enriquecimiento de su vida personal, el mayor control, seguro que se distanciarían del móvil” 
“Se reúnen los amigos a tomar una cerveza y toman una foto y la envían a otros. Esto es algo que hace 10 años era un hábito social inexistente. Trasladamos la inmediatez de cualquier actividad al entorno de las personas que conocemos. Esto tiene su utilidad en algunos momentos, pero en otros es un comportamiento frívolo e intrascendente que nos priva de algo de mayor calado”.

 Las cuestiones intento resolverlas como hacíamos antes, planificando de antemano. También me gusta preguntar a la gente. Una cosa tan simple como quedar con una persona lo resolvías con antelación. Llegabas a ese lugar y esperabas a que apareciese. A veces no se cumplía. Te quedabas un rato y ya está. No vivíamos con la sensación de angustia constante que ahora tiene mucha gente”. 

 La vida digital nos quita mucho tiempo de vivir la vida real. Parece que todo es más interesante en Internet. Pero al final te das cuenta de que lo más interesante está fuera de Internet y no le estamos prestando atención. Al final de nuestra vida nos daremos cuenta de las horas que hemos dedicado a mirar el móvil en vez de a nuestra familia o nuestros amigos que están al lado y nos arrepentiremos con toda seguridad.

Sigo pensando que los utilizamos demasiado, que la sociedad está cambiando su forma de relacionarse a una forma que no me gusta.Vivimos en tiempos rápidos. Tiempos en los que es más fácil enviar un emoticono, sonreír virtualmente y mandar besos vacíos que nunca llegan. Con lo fácil que es hablar, sonreír y besar con la boca , no con el dedo.

Hoy tocaba hablar de móvil e independencia, ¿qué te ha parecido?

Y, para terminar, prometo no hacer como veo a diario, a esos nuevos/viejos abuelos, móvil en mano sonriéndote con cara idiotizada con la baba resbalando lenta y viscosamente por su labio inferior y diciéndote:
- ¿Has visto la última foto de mi nieto?

Yo, si es preciso, llevaré mi álbum de fotos, debajo del brazo para presumir de nieto ante ti, mientras babeo con cara idiotizada, pero móvil... creo que no.

Espero poder cumplir lo prometido.

Amén.

verne.elpais.com/

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20160906

 NUESTROS MAYORES Y
MAÑANA, SI EL TIEMPO NOS 
LO PERMITE... NOSOTROS.

En todas las tribus, los mayores son respetados y hasta venerados por los más jóvenes, en nuestra "tribu" tan moderna y tan tecnológica, nos dedicamos a apartarlos, a denigrarlos y a "tirarlos" cual colilla, sin pararnos a pensar que esos viejos lucharon por nosotros, nos cuidaron, nos amaron, lo dieron todo y más por cada uno de nosotros, sin esperar nada a cambio. Que cada uno de esos viejos han sido padres, tios y, anteriormente, fueron hijos y nietos, no debemos perder esa perspectiva.Y, a esos que lo dan todo sin esperar nada, son a los que hay que entregarle todo lo que podamos y más.

Mi padre, me enseñó que, a las personas mayores había que respetarlas, y yo, intento seguir sus sabias ensenanzas que predicaba con el ejemplo cada día, haciendo el bien sin mirar a quién y no es una frase hecha, tengo mil anécdotas que lo atestiguan, era (bueno, para mi, es y será , para siempre) una gran persona.


Pero también podemos mirarlo desde un punto de vista puramente egoista y es que, potencialmente, todos somos unos viejos y, supongo, que ese día, todos querremos que nos respeten.


Hay una película, el diario de Noa, en la que un hombre mayor se dedicaba a visitar a una anciana en el asilo, todos los días. Le leía un libro que trataba de la vida de una pareja y así se desarrolla la película hasta que, al fin, se descubre que la anciana era su mujer (con alzheimer) y el libro que le leía era la biografía de sus vidas, escrita por él y para ella, él vivía sólo para eso y para los cinco minutos de lucidez que ella tenía, muy de vez en cuando, en los que reconocía a su marido.


Siempre les digo a mis hijos que hay que respetar a las personas mayores, especialmente a las que nos han hecho tanto bien, durante tanto tiempo y, si esa persona mayor, es la que ha compartido contigo las penas y alegrías de toda una vida, por esa persona todo es poco... aunque, esa persona, YA no te recuerde.

MPALACIOSH 
https://www.youtube.com/watch?v=Mj6NIMf9lyE