Mi castigo, tu desgracia
Canción de Cristian Castro ‧
Bien sabes que fue cierto lo que un día te dijeron,
Que fueron otros labios la miel de mi deseo
Bien se que no he debido jamás jugar con fuego,
Pero a veces me pierdo en las cosas del amor
Mas quédate un momento antes de dar la vuelta,
Que tengo que decirte lo que tal vez no entiendas
Amor es lo que siento por ti hasta la locura,
Aquello fue un momento que nunca volverá
Y si este es mi castigo, también es tu desgracia
Porque no habrá quien te haga olvidar lo que vivimos
Y si este es mi castigo, también será tu pena
Porque en esta cadena te quemaras de amor
Y si este es mi castigo, también es tu desgracia
Pues nada se compara a lo que tu y yo sentimos
Y si este es mi castigo que me muera en mi lamento,
Mas se que hasta la muerte
Me seguirás queriendo
Hay en los corazones cosas que no comprendo
Porque hay cosas de hombres y hay cosas de mujeres
Ser hombre es un misterio que solo el hombre entiende
Y hay cosas que aunque duelen no son mas que momentos
Hay arranques de locura que no hay como evitarlos
Pero pasan de largo como el viento en la llanura
Mas quiero que te quede clarito y para siempre
Que este amor que me hiere es solo para ti
Y si este es mi castigo, también es tu desgracia
Porque no habrá quien te haga olvidar lo que vivimos
Y si este es mi castigo, también será tu pena
Porque en esta cadena te quemaras de amor
Y si este es mi castigo, también es tu desgracia
Pues nada se compara a lo que tu y yo sentimos
Y si este es mi castigo que me muera en mi lamento,
Mas se que hasta la muerte
Me seguirás queriendo
https://www.youtube.com/watch?v=GYYex8U753s&ab_channel=CristianCastro-Topic
En El Fondo De Mi Mente
20250722
20250716
CONOCIMIENTO
*El origen del término: "salvado por la campana", el origen del ramo de novia y del porque a los muertos se les hace velación.
*EN LOS AÑOS 1600 Y 1700, al visitar el Palacio de Versalles en París, se observa que el suntuoso palacio no tiene baños.
*En la Edad Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico.
*Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del palacio.
*En un día de fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas, sin la más mínima higiene.
En las películas actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse...
*La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi inexistencia de agua corriente.
*Solo los nobles tenían lacayos para abanicarlos, para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca, además de ahuyentar a los insectos.
*Los que han estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese momento, no solo se contemplaban, sino que se usaban como retrete en las famosas baladas promovidas por la monarquía, porque no había baños.
*En la Edad Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo del verano).
*La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así que, en junio, el olor de la gente todavía era tolerable.
*Sin embargo, como algunos olores ya comenzaban a molestar, las novias llevaban ramos de flores cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor.
*De ahí la explicación del origen del ramo de novia.
Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente.
*El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia.
*Luego, sin cambiar el agua, llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y, finalmente, niños.
*Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé adentro.
*Los techos de las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor lugar para que los animales: perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran calientes.
*Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al suelo.
*Los que tenían dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material, causando que muchas personas mueran por envenenamiento. Recordemos que los hábitos higiénicos de la época eran terribles.
*Los tomates, siendo ácidos, se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo "en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de bebida alcohólica con óxido de estaño).
*Alguien que pasara por la calle pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el funeral.
Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si el muerto se despertaba o no. De ahí la que a los muertos se les vela (velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.
Inglaterra es un país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos.
Tiempo después se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y la tumba se usaba para otro cadáver.
A veces, al abrir los ataúdes, se notaba que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.
Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el ataúd y atarla a una campana.
Después del entierro, alguien quedaba de servicio junto a la tumba durante unos días.
Si el individuo se despertaba, el movimiento de su brazo haría sonar la campana.
Y sería "salvado por la campaña", una expresión utilizada por nosotros hasta hoy.
Barry White no cantaba… hipnotizaba.
Tenía esa voz que no salía del pecho, salía directo desde el centro de la Tierra.
Gruesa, envolvente, imposible de ignorar.
Una voz que bajaba las luces, abría el vino y quitaba la ropa sin pedir permiso.
La pura neta: no sabemos cuántos nacieron por culpa (o gracias) a Barry White, pero seguro hay generaciones enteras que le deben su existencia.
Sus baladas eran lentas, sensuales, como si el tiempo se detuviera en medio de un beso.
Y no eran cursis, eran elegantes. Eran se&uales sin decir una grosería.
Era puro groove con clase.
No gritaba, no lloriqueaba. Solo hablaba… y bastaba.
Lo escuchabas y parecía que el mundo se ponía en cámara lenta.
Hoy ya no hay voces así.
No hay esa profundidad, ni esa intención.
Ya nadie seduce con estilo.
Barry era seducción con traje, soul con perfume, música que acaricia.
Y aunque no lo veas, cuando suena uno de sus tracks… algo en ti se derrite.
Lo demás… es historia.
https://www.youtube.com/watch?v=gWHkxqPfWQU&ab_channel=BarryWhiteVEVO
https://www.youtube.com/watch?v=E_xD3qQlZok&ab_channel=GoldenGroove
20250628
Un día, una pareja humilde, vestida con sobriedad,
llegó a Harvard sin cita ni reconocimiento alguno.
Él, de traje sencillo, ella con un vestido de cuadritos.
La secretaria adivinó instantáneamente que esos
campesinos venidos de los bosques, no tenían nada que hacer
allí en Harvard.
- Deseamos ver al presidente, -dijo suavemente el hombre.
- Él está ocupado, -contestó seca la secretaria.
- Esperaremos, replico la mujer. Esperaron en el vestíbulo.
Y esperaron. Y esperaron.
Por horas, la secretaria los ignoró esperando que la pareja
finalmente se desanimara y se fuera, pero ellos no lo hicieron…
y la secretaria vio aumentar su frustración. Finalmente,
acorralada, decidió interrumpir al presidente.
- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos se irán,
-le dijo la secretaria al Presidente de la Universidad.
Él hizo una mueca de desagrado, pero aceptó renuente.
Alguien de su importancia obvio no tenía el tiempo para
ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos.
Cuando finalmente los atendió el rector, los escuchó con fastidio.
—Queremos donar un edificio, en memoria de nuestro hijo
—dijo él con voz serena.
- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año,
él amaba a Harvard y era feliz aquí, pero lamentablemente
hace un año murió. Mi esposo y yo deseamos levantar algo
en alguna parte del campus, para que permanezca en memoria de nuestro hijo.
- Señora, discúlpeme, pero no podemos poner una estatua
para cada persona que asista a Harvard y fallezca.
Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.
- ¡Oh, no! -explicó la mujer rápidamente:
No deseamos erigir ninguna estatua. En realidad, pensamos
que nos gustaría donar un edificio a Harvard.
El presidente boquiabierto y burlón, echó una mirada al
vestido y al traje barato de la pareja. El rector frunció
el ceño, miró sus ropas e hizo una pausa.
—¿Un edificio? ¿Saben cuánto cuesta un edificio aquí?
Le sorprendería. Harvard posee ya más de 7.5 millones de
dólares en su infraestructura —respondió condesciendo con voz fría.  
La pareja se miró. No estaban ofendidos. Solo asintieron con calma.
—Si eso es lo que se necesita para construir una universidad…
—¿Entonces por qué no fundamos la nuestra? —susurró la esposa.
El silencio del rector fue monumental.
Sin más palabras, el hombre tomó la mano de su esposa y se alejó.
El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto.
Algo le dijo que había cometido un gran error. En ese instante
nació la Universidad de Stanford.
La Universidad "Leland Stanford Junior" fue inaugurada en 1891,
en Palo Alto, CA.. "Junior" porque era en honor al fallecido
hijo del rico terrateniente. Sí: aquellos que Harvard desdeñó
fueron, en realidad, el señor Leland Standford y su esposa Jane
y en esa humillación hallaron su fuerza.
Jane Stanford jugó un papel fundamental en la fundación y
consolidación de la universidad, especialmente tras la muerte
de su esposo en 1893.
Porque a veces, un “no” injusto puede encender la voluntad de cambiar el mundo.
/8
La diosa Ocaña
«Esta canción es la historia de un mariquita andaluz a
mediados de los 70 en Barcelona se solía pasear por
las Ramblas vestido de flamenca pero no llevaba ropa
interior, entonces si veía un guardia civil, pum,
se levantaba la falda, si veía una monja, se levantaba
la falda, si veía, yo qué sé, lo que viera… si al final
lo que el quería conseguir es que la gente dejara de
estar triste, pintaba las vírgenes, decía que en Andalucía
las vírgenes eran muy tristes, es verdad, siempre están dramáticas,
las vírgenes del hijo doliente, y él las pintaba con castañuelas,
con abanicos, con peinetas… y se disfrazó una vez de Sol,
o sea, de bengala, en el carnaval de Cantillana, que era su pueblo, en Sevilla y se quemó. Y se murió. Y es un poco el romance que les voy a cantar»
Con estas palabras presentaba Carlos Cano el Romance a
Ocaña, canción que le dedicó a la diosa Ocaña en Cuaderno
de Coplas, aquel disco que prologó Antonio Gala con unas
palabras que no pierden vigencia con el paso del tiempo.
«si no se avanza recordando, se tropieza…«.
José Pérez Ocaña nació en Cantillana, un pueblo cercano
a Sevilla, en 1947. Creció en plena postguerra, una tiempo
muy duro, sobre todo en Andalucía y su entorno rural,
lo cual le hizo ponerse a trabajar desde muy joven,
primero en el campo, y algunos años más tarde, entrando
en la veintena, blanqueando, no como la Pantoja y su
circo de horteras, sino con la brocha gorda que le dio
su tío. Ya por entonces empezaba a desarrollar su creatividad
pintando en lienzos y paredes de manera autodidacta.
Ocaña nunca escondió su homosexualidad, ni siquiera
en el pudor de la adolescencia, y aunque entonces era
un tema problemático en algunas familias, cuando hay
hambre estos conflictos se diluyen.
La diosa Ocaña
«Esta canción es la historia de un mariquita andaluz a
mediados de los 70 en Barcelona se solía pasear por las
Ramblas vestido de flamenca pero no llevaba ropa interior,
entonces si veía un guardia civil, pum, se levantaba
la falda, si veía una monja, se levantaba la falda,
si veía, yo qué sé, lo que viera… si al final lo que
el quería conseguir es que la gente dejara de estar
triste, pintaba las vírgenes, decía que en Andalucía
las vírgenes eran muy tristes, es verdad, siempre están
dramáticas, las vírgenes del hijo doliente, y él las
pintaba con castañuelas, con abanicos, con peinetas…
y se disfrazó una vez de Sol, o sea, de bengala, en
el carnaval de Cantillana, que era su pueblo, en Sevilla
y se quemó. Y se murió. Y es un poco el romance que les voy a cantar»
Con estas palabras presentaba Carlos Cano el Romance a Ocaña,
canción que le dedicó a la diosa Ocaña en Cuaderno
de Coplas, aquel disco que prologó Antonio Gala con
unas palabras que no pierden vigencia con el paso del tiempo. «si no se avanza recordando, se tropieza…«.
José Pérez Ocaña nació en Cantillana, un pueblo
cercano a Sevilla, en 1947. Creció en plena postguerra,
una tiempo muy duro, sobre todo en Andalucía y su
entorno rural, lo cual le hizo ponerse a trabajar
desde muy joven, primero en el campo, y algunos años
más tarde, entrando en la veintena, blanqueando,
no como la Pantoja y su circo de horteras, sino
con la brocha gorda que le dio su tío. Ya por
entonces empezaba a desarrollar su creatividad
pintando en lienzos y paredes de manera autodidacta.
Ocaña nunca escondió su homosexualidad, ni siquiera
en el pudor de la adolescencia, y aunque entonces
era un tema problemático en algunas familias,
cuando hay hambre estos conflictos se diluyen.
Ocaña, por Conchita Fernández Punsola
Ocaña, por Conchita Fernández Punsola
Era una persona muy observadora, tenía fijación c
on el protocolo y amaba la imaginería grandilocuente,
tal vez por eso, se fascinaba con los entierros
a la antigua usanza, con unos velatorios repletos
de plañideras y las reuniones de viudas y viejas
de pueblo. Cuentan los que le conocieron que se
animaba notablemente al llegar la primavera, por
aquello de las flores, y le duraba la alegría hasta
el final del verano, sobre todo el 25 de agosto,
cuando celebraban en Cantillana las fiestas de la
Asunción Gloriosa.
Amaba el teatro, seguidor incondicional de la
obra de Lorca y los hermanos Alvárez Quintero.
Su hermana mayor, María, participaba por entonces
en un grupo de teatro local y él solía acompañarla
quedándose embobado viéndola actuar. A principios
de los 70, cansado de tanta hipocresía emigra a
Barcelona buscando libertad y ampliar su actividad
artística. Allí alternó su trabajo de pintor con
su labor artística. Fueron años duros pero pronto,
gracias a su personalidad, fue muy conocido. Organizó
varias exposiciones y teatrillos, llegó a pintar más
de 500 obras, salía a la calle travestido provocando
escándalos repletos de folclóre con su puntito transgresor,
ya fuera vestido de faralaes por Las Ramblas o en la
Plaza Real cantando por Juanita Reina,… Fue su época
dorada en la que junto a los artistas Camilo y Nazario,
los tres paisanos que fueron un día hacia Barcelona
para despertar a golpe de pintura, abanicos y maquillaje
a un país que todavía seguía inmerso en el letargo en
blanco y negro del régimen franquista.
Una de las primeras manifestaciones a favor de los
derechos de los gays y lesbianas fue motivada por su
arresto en 1976 por «escandalo público».
En 1983 un accidente en las fiestas de Cantillana le
provocó la muerte. Según la versión oficial, en una
fiesta infantil, una de las bengalas que llevaba su
traje de Sol prendió su disfraz, ocasionandole graves
quemaduras de las que no pudo recuperarse, muriendo días después,
el 18 de septiembre. Otra versión cuenta que Ocaña iba
vestido de Dama de las Camelias y fue un niño quien le
arrojó una bengala… Lo mismo da, murió demasiado joven,
entrando por la puerta grande en el mundo de los mitos.
«Mientras otros intrigaban, manipulaban y se destrozaban
buscando acomodo junto al nuevo poder -dejó escrito Nazario-,
nosotros nos dedicábamos a pasarlo bien. Bebíamos, ocupábamos
la calle, follábamos… Pero, además, buscábamos nuevas formas
de expresión, nuevas músicas, nuevas revistas, nuevo cine».
Ay, se fue.. Se fue vestida de día…
youtube.com/watch?v=Z5SPEW4U-bE&ab_channel=RTVEMúsica
/
20250625
TODO EL MUNDO CONOCE A SÓCRATES, PERO NO A ASPASIA DE MILETO QUE FUE SU MAESTRA Y QUE PERMITIÓ QUE LA LLAMARAN PROSTITUTA PARA PODER FILOSOFAR CON LOS HOMBRE.
El origen jonio de Aspasia puede explicar tanto su estilo de vida libre como su formación intelectual.
Aspasia fue pareja de Pericles y profesora de retórica en el círculo del mismo. Se dice que escribió la famosa oración fúnebre de Pericles del año 430, y aparece en los Diálogo de Platón como maestra de Sócrates. Esquines, en su diálogo socrático "Aspasia" la menciona como maestra sofista.
Aspasia aunaría los roles de esposa y de hetaira (prostituita), dado que sólo por este estatus, podía incorporarse a los círculos masculinos de la sociedad ateniense; también fue maestra de oratoria, según se puede leer en el Menexeno de Platón.
Plutarco acepta que Aspasia fue una figura significativa, tanto política como intelectualmente, y expresa su admiración por una mujer que fue capaz de «dirigir a su antojo a los principales hombres del estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo»
Finalmente fue sometida a un proceso de impiedad por corromper a las mujeres de Atenas, del que salió indemne; en torno a ello hay quienes suponen que se desarrolló el incipiente movimiento de emancipación femenina.
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¿Alguna vez has oído hablar de un niño tan inteligente que podría haber cambiado el mundo...
William Sidis nació en 1898 en Nueva York y, desde pequeño, demostró ser un genio inigualable. A los 18 meses ya podía leer el periódico. A los 6 años dominaba varios idiomas, incluyendo latín, griego, ruso y francés. Y a los 11, ingresó nada menos que a la Universidad de Harvard. Parecía que el futuro de la humanidad estaba en sus manos. Pero algo inesperado sucedió…
Desde el principio, la prensa lo llamó “el niño más inteligente del mundo”. Sus habilidades eran tan asombrosas que muchos lo comparaban con los más grandes genios de la historia. Sin embargo, esa misma atención fue lo que terminó destruyéndolo.
Sidis nunca quiso la fama. No quería ser un espectáculo ni cumplir con las expectativas que los demás tenían sobre él. Mientras el mundo lo veía como una mente brillante destinada a la grandeza, él solo quería vivir una vida tranquila, lejos de los reflectores. Entonces, decidió hacer algo que nadie esperaba: desaparecer.
A medida que crecía, se alejaba más y más de la vida académica. En lugar de buscar el reconocimiento, tomó trabajos simples, cambiaba constantemente de identidad y se ocultaba del mundo. Dejó de lado la ciencia y la matemática y se obsesionó con temas poco convencionales, como la historia de las tribus nativas americanas y la creación de lenguajes propios. Era como si quisiera deshacerse por completo del título de “genio” que lo perseguía desde la infancia.
Pero, ¿qué llevó a una de las mentes más brillantes del siglo XX a rechazar la vida pública y vivir casi en el anonimato? Algunos dicen que fue el peso de las expectativas. Otros creen que simplemente nunca quiso ser un espectáculo para la sociedad. Sea como sea, William Sidis se convirtió en un enigma.
En la adultez, su vida se volvió cada vez más misteriosa. Vivía en habitaciones alquiladas, trabajaba en empleos básicos y evitaba cualquier tipo de atención. La prensa lo buscaba, pero él siempre se las arreglaba para escapar. Y así, poco a poco, su rastro se fue desvaneciendo.
En 1944, su historia tuvo un final tan enigmático como su vida: murió en total anonimato a los 46 años. Sin dinero, sin reconocimiento, sin rastro de la grandeza que una vez le prometieron. Pero su legado sigue vivo, y su historia nos deja con una gran pregunta:
¿qué es más importante, la genialidad o la libertad de elegir cómo vivirla?
Tal vez William Sidis no desapareció sin dejar rastro… tal vez simplemente decidió ser libre.
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