‘Que tu alimento sea tu medicina, y tu medicina tu alimento’ .
- Hipócrates, padre de la medicina moderna (460AC-377AC)
- LA CONSPIRACIÓN
DE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA
Y FARMACÉUTICA -
Al igual que la industria del fitness conspira para llenarse los bolsillos sin que tú veas mucho beneficio en términos de una mejor salud, la industria alimentaria lleva décadas diseñando productos adictivos que destruyen tu salud pero que dejan grandes beneficios económicos pa las compañías que los producen.
El sentido común nos indica que nadie preferiría un producto artificial (aditivos, grasas trans, mucho azúcar… ) a uno natural (como una manzana), lo que obliga a las empresas de alimentación a diseñar productos que engañen nuestro cerebro (con saborizantes artificiales, colores llamativos…) y a invertir mucho dinero en campañas de marketing para hacernos creer que sus productos son saludables.
¿Cuándo fue la última vez que viste un anuncio, en TV, de una manzana?
Y nadie sabe más sobre cómo crear productos adictivos y campañas de marketing para venderlos que las empresas de tabaco.
Por ese motivo Philip Morris (la principal tabaquera mundial) lleva 2 décadas comprando grandes empresas de alimentación (Kraft, Miller, Taco Bell, General Foods, Philadelphia, Toblerone, Oscar Meyer y muchas otras), aplicando a la industria alimentaria los mismos principios que tan bien le han funcionado vendiendo tabaco.
Y uno de estos principios es ‘cuanto más joven mejor’. Si consiguen ‘enganchar’ a un niño de 12 años, pa que empiece a fumar, o a tomar sus productos de alimentación adictivos, tienen un cliente de por vida.
Pero por supuesto el problema no es únicamente Philip Morris, casi todas las empresas de alimentación, incluyendo las de bebidas como Coca-Cola, siguen esta misma estrategia.
¿Por qué Coca-Cola es la marca más reconocida del mundo?
Porque necesitas miles de millones en publicidad para que la gente se vuelva loca por beber agua con azúcar (y algunos aditivos).
Como era de esperar, la dieta antinatural que impulsan estas compañías ha generado graves problemas de salud en la población, haciendo que sean comunes enfermedades que hasta hace unas décadas eran poco frecuentes.
La industria farmacéutica genera medicamentos que atacan los síntomas de las enfermedades, no la causa.
Te mantienen vivo para que sigas consumiendo los productos dañinos de la industria alimentaria. Y por supuesto también gastan millones en publicidad (mucho más de lo que gastan en investigación) para convencerte de que debes tomar sus pastillas.
En resumen, la perfecta simbiosis entre la industria alimentaria (generando enfermedades) y la industria farmacéutica (generando medicamentos que mitigan los síntomas de esas enfermedades) permite que tanto unos como otros se enriquezcan a tu costa, manteniéndote vivo (no les interesan los muertos porque no consumen comida, ni medicamentos) pero con una salud débil y una vida mediocre (en el mejor de los casos).
Y cuando tu médico te convence de que para mejorar tu salud debes hacer ejercicio, te apuntas a un gimnasio, siendo seguramente víctima de la otra gran conspiración, la de la industria del fitness.
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